Música al ritmo del corazón… literalmente

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La música naturalmente es instrumento para tocar las emociones que nacen en el corazón.

Pero, seguramente, pocas veces alguien se ha detenido a pensar en la música que produce el corazón, si son sus latidos tan lentos como el bolero o tan agitados como el reguetón.

Esta idea tan genial no salió precisamente de un estudio de grabación –aunque eventualmente allí se formó- sino por iniciativa del hospital Auxilio Mutuo, que escogió a uno de sus pacientes del área cardiovascular para grabarle sus palpitaciones.

“Música hecha con el corazón” es el título del proyecto que la institución médica destinó al productor y compositor Ángel “Cucco” Peña. El instrumento, según descrito en el vídeo original, fue el corazón de Néstor Mercado, luego de ser intervenido para corregirle una obstrucción en una de las arterias.

“Para mí como músico, como compositor, como productor, ha sido una oportunidad maravillosa de usar, pues, el talento que pueda tener en pro de algo que es beneficioso para los demás. La música siempre, en alguna medida, hace eso, tocar a los corazones, y darle a la gente alegría y entretenimiento, pero en este caso, estamos tratando de acceder a algo mucho más sublime, que es la razón de la vida”, resalta Cucco Peña.

Cada trabajo musical tiene una personalidad única y lo que resulta es reflejo esencialmente de lo que lo inspira. En este caso, el hospital le entregó al director una grabación de los latidos del corazón del paciente y en adelante, dejó salir aquello que le dictaba su propio corazón y pensamiento.

“Tanto el corazón como la personalidad de Néstor le dieron dirección a la inspiración, que sale del corazón también, igual que los sentimientos y las emociones”, comparte.

Una vez logró la partitura, la pasó al programador Frankie Suárez para darle vida al sonido.

Cucco Peña fue testigo del momento en que el paciente escuchó la música de su corazón. “La cara de él valía un millón de pesos, ‘¡Eah rayos!, así es que suena mi corazón, porque las personas tienen distintos ritmos cardíacos, para él esto fue mágico”.

Rosalina Marrero Rodríguez

 

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