A cualquiera le puede resultar difícil arrancar de sus recuerdos su niñez. Muchos se concentran en su situación actual y sus metas futuras, dejando atrás ese pasado.
En el caso del trompetista Julito Alvarado, la casita de madera ubicada en el Número 166 de la calle Guadalupe del casco urbano ponceño, está sostenida por unos socos que trascienden los embates del tiempo, las posiciones cardinales y todo tipo de fronteras.
En esa casita -propiedad del clarinetista, saxofonista, director de orquesta y miembro activo de la Banda Municipal de Ponce desde hace seis décadas, don Julio Alvarado, de 88 años de edad hoy día- Julito aprendió sus primeros acordes de guitarra de la mano de su abuelo paterno Emilio Alvarado.
Los cimientos familiares y musicales fueron tan sólidos como la estructura que hoy permanece abandonada, pero estoica en la calle Guadalupe.
No podía ser de otra forma: su abuelo Emilio y su bisabuelo Julio Alvarado Tricoche fueron maestros de la Escuela Libre de Música Juan Morell Campos y directores de la Banda Municipal de Ponce.
Para colmo, su tío Santiago, mejor conocido como Chago Alvarado, fue el compositor de muchos temas románticos cantados desde hace décadas, además de haber sido parte del Trío San Juan como segunda voz y segunda guitarra.
Con esos pilares, Julito trasladó su fascinación musical a otro instrumento, la trompeta, y comenzó a tocar salsa profesionalmente a los 13 años de edad, para tiempo después embarcarse rumbo a Boston a estudiar jazz en la prestigiosa universidad Berklee College of Music, en donde obtuvo un bachillerato en arreglo y composición.
Tras sus estudios, fortaleció su formación tocando y arreglando para orquestas como las de Willie Rosario, Tommy Olivencia, Luis Enrique, Pete “El Conde” Rodríguez, Tito Nieves, La Sonora Matancera, La Sonora Ponceña, Tito Rojas, Víctor Manuel, Andy Montañez, Gilberto Santa Rosa, Danny Rivera, Tony Vega, Roberto Roena, la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, Alex D´Castro y la Orquesta Filarmónica de Puerto Rico, entre otras.
Precisamente, tras su regreso de Boston a Ponce Julito viajó casi a diario a San Juan para tocar en los “guisos” musicales a los que sus compañeros de Berklee, como Humberto Ramírez, le invitaban.
Y por ello, decidió bautizar su orquesta de salsa con el titulo Del Sur al Norte.
Con el tiempo, ese nombre ha trascendido para ampliar su horizonte y abrirle paso a jóvenes como el cantante de su orquesta Anthony García, ahora integrante de la orquesta de El Gran Combo.
Así las cosas, Julito está claro en su norte, sin tambalear entre sus estudios académicos del jazz, su pasión por la rumba y la salsa, ni su pasión por las composiciones de Rafael Hernández, Sylvia Rexach y Bobby Capó que le inspiraron a crear cursos de jazz y musica caribeña en el Conservatorio de Musica, donde imparte lecciones como profesor de combos.
Con nuevo retoño
Tras una década sin grabar jazz, Julito nos presenta ahora su álbum titulado Mi Pueblo, en honor a su oriundo Ponce y las experiencias que desde su niñez han influenciado sus 32 años de trayectoria.
Y justo la pasada semana, lanzó un sencillo en el género de la Salsa, junto a su orquesta Del Sur al Norte, bajo el título de Apretaíto pero Relajao, los cuales presentó en las tabernas Latin Roots del Viejo San Juan, La Junta de la Calle Loíza en Santurce, en otra en Mayagüez, en Joe´s Blue Bar en Ponce y en la celebración mensual de Ventana al Jazz en Bahía Urbana en Puerta de Tierra.
Mi Pueblo, dedicado a Ponce, carece del nombre de una banda de jazz por tener como líder a Julito Alvarado, pero recoge sus vivencias y agrupa músicos de primera línea que juntan la veteranía de los años y el dinamismo de la juventud.
Figuran entre sus músicos los veteranos pianistas Luis Marín, el trombonista Elliut Cintrón, el conguero Richie Flores, el bajista Aldemar Valentín y el saxofonista Iván Renta.
Asimismo, otros músicos de menor edad, pero igual calidad como el pianista Richard Trinidad, el bajista coameño Giovanni Ortiz, el baterista ponceño Francisco Alcalá, el percusionista William “Kashiro” Thompson, el también percusionista Johnsito Rivera, el pianista Emanuel Rivera, el bajista acústico Pedrito Pérez, el güirero Enrique Serrano y el vocalista Víctor ¨Sonny¨ Hernández.
La pieza que da nombre a la producción de jazz mezcla la danza, inspirada en Morell Campos, a la que acompañan en el disco compacto números como Pal´ Barrio de San Antón, refulgente de la plena ponceña, los vejigantes, los festivales y los bailes de la Perla del Sur; Mi Corazón, dedicada a la dedicación y respeto de la relacionista pública Lida García hacia los músicos que representa; El Miradero, un bolero inspirado en sus viajes al hotel del mismo nombre en la provincia de Holguín de Cuba, y otros géneros como la samba, producto de sus viajes internacionales.
Salsero innato
Al pasar juicio sobre el resultado final de este nuevo proyecto discográfico, Julito dice sentirse más que satisfecho y reivindicado como “salsero de la mata”, sin que eso le aleje del jazz, género al que considera otra pasión, aunque los pocos auspicios le impidan continuar la presentación de su álbum mas allá de un concierto en diciembre próximo en el Conservatorio.
A pesar de haber sido prenominado a un premio Grammy en el género de salsa el año pasado, el talentoso trompetista, arreglista, compositor y profesor ponceño atesora más dirigir dos orquestas, que sirven de cantera para talento joven de Puerto Rico en el campo musical.
Waldo Covas Quevedo