“Los revolucionarios no se dieron cuenta del valor de la salsa”

Rubén Blades, una de las voces más carismáticas de la música latina de las últimas cinco décadas, capital en el desarrollo de la salsa, regresa a Barcelona con un concierto, el próximo miércoles, en el Poble Espanyol. El autor de ‘Pedro Navaja’, que este domingo cumplió  69 años, viene con la gira ‘Caminando, adiós y gracias’, que se anuncia como su “adiós a los conciertos de salsa”.

¿Qué significa ese adiós, que seguirá haciendo música y giras pero acercándose a otros géneros? Es el fin de las giras de salsa, el inicio de probables giras fundamentadas en otros géneros musicales, con otro tipo de banda y de instrumentación, con otras letras e idiomas.

¿La idea del retiro total no está en su horizonte? Mientras pueda producir con la calidad que me exijo, continuare produciendo, no solo en la música, también en las áreas que me apasionen. Nadie se retira de la vida. Solo hasta que se muere. Y a mí me falta.

¿Se ha cansado de la salsa?En absoluto. Ese adiós a la salsa denota la realidad de que hoy tengo mas pasado que futuro y necesito adecuar el tiempo que tenga a lo que considere mas importante en esta fase de mi vida. He estado en la salsa por más de 40 años. Quiero intentar otras cosas mientras mantenga la energía para hacerlo, y hacerlo bien.

Tiene diversos proyectos discográficos sobre la mesa. ¿Podría comentárnoslos? Así es, acaba de salir nuestro nuevo álbum con Roberto Delgado y su Orquesta, ‘Rubén Blades Salsa Big Band’, y el próximo álbum, ya grabado, solo falta poner la voz, se llama ‘Las cintas perdidas de Medoro Madera’, mi alter ego cubano, con sones de los años 20. Tenemos con el grupo vocal brasilero Boca Livre otro álbum que ya esta grabado y listo, y otro que denomino ‘Mixtura’, con el nuevo grupo P. R. G., con rock, pop, reggae, y otro más con el grupo Editus, de Costa Rica. También hay un disco de jazz en proceso, con Gazú como co-productor, y estamos discutiendo el posible lanzamiento del disco en directo en  Nueva York con Wynton Marsalis y The Lincoln Center Jazz Orchestra.

Desde hace un tiempo, a causa de la crisis discográfica, hay una tendencia de los artistas a centrar su actividad más en las giras que en las grabaciones. ¿Va usted en dirección contraria? Las giras son importantes para el artista porque de eso se vive. La mayoría de la gente no compra el disco; lo baja gratis de la internet. Eso quiere decir que el artista no recupera su dinero invertido en la grabación, ni el compositor recibe regalías por su obra, ni el interprete regalías por cantar las canciones. Es interesante: les pedimos a los políticos que no nos roben nuestros impuestos y sin embargo no encontramos mal robarnos el trabajo ajeno si hay impunidad para hacerlo.

¿Se ve más como creador de estudio que como artista de escenario de cara al futuro? Hacia el futuro me veo más como escritor y productor de música y de cine. El escenario implica giras, viajes, y eso toma mucho tiempo.

Estudió Derecho en Panamá. Mirando hacia atrás, ¿qué le movió a dejar atrás esa formación para dedicarse a la música? El recientemente fallecido Manuel Antonio Noriega, coronel a cargo del G2 bajo la dictadura de Torrijos, acusó a mi padre de estar envuelto en un complot contra el gobierno. Como resultado de sus presiones, mi familia se fue de Panamá en 1973. Yo salí en 1974, tan pronto sustenté mi tesis en Derecho y Ciencias Políticas. Me fui para estar junto a mi familia y porque no veía futuro en ser abogado bajo una dictadura militar.

Vivió la primera eclosión de la sala, con Ray Barretto y con Fania All Stars. ¿Qué diría que aportó aquel movimiento tanto a la evolución de la música como a la identidad de la comunidad latina? En ese tiempo, la salsa servía como medio de unión entre las distintas manifestaciones que componen la cultura latinoamericana en New York. Una sala de baile reunía a todas las nacionalidades y allí se manifestaba esa solidaridad cultural que tanta falta nos hace y sin la cual jamás podremos presentar una agenda que promueva cambios favorables para todos. Barretto y todos los demás músicos de la era participaron en crear esa realidad, aunque no lo identificaron así quizás en el momento. No se dieron cuenta del efecto de lo que hacían.

¿Ve la salsa como un fenómeno cultural revolucionario? Lo fue en su momento pero creo que, con pocas excepciones, los revolucionarios no se dieron cuenta de su valor y de que estaban creando una revolución. En 1967, ¿cuántas dictaduras militares existían en Latinoamérica? Y en el año 2010, ¿cuántos gobiernos de izquierdas había? ¿Cómo se dio ese cambio? Creo que la música ayudo mucho.

¿Cómo explicaría a un muchacho del siglo XXI por qué la irrupción de la salsa fue importante? El movimiento de la salsa en español se manifestó originalmente dentro de un escenario poco consonante con su existencia. Se crea en New York pero habla, siente, piensa y hace en español. Eso claramente identifica su valor, potencia y capacidad para sobrevivir. Si no ha muerto la salsa, a pesar de lo difícil de su inserción y desarrollo, es porque posee un valor. Lo valioso jamás desaparece. La salsa subsiste por eso.

No hace mucho participó en la ‘Antología desordenada’, de Serrat, cantando ‘Para la libertad’. ¿Serrat figuró entre sus influencias originarias? Serrat fue y es uno de mis referentes por su sencillez, su militancia, su honestidad y la claridad de sus posturas. Lo admiro y admiré siempre, por todo eso y más. Es un orgullo para mí ser su amigo.

Uno de sus álbumes clásicos, ‘Siembra’ (1978), que grabó con Willie Colón, fue poco comprendido en un principio por el mundo de la salsa y los ‘discjockeys’. ¿Qué percepción tiene del disco pasado el tiempo? Hoy la gente lo ha reconocido como un álbum importante pero inicialmente fue rechazado porque según sus críticos las canciones eran muy largas, politizadas, oscuras, izquierdistas, pretenciosas… Vaya usted a saber qué no se dijo en contra del disco. Ni siquiera fue nominado a un Grammy. Pero es el tiempo el que se encarga de mostrar la verdad, de manera implacable. El hecho de que casi 40 años más tarde la gente continúe aprendiéndose ‘Pedro Navaja’  y ‘Plástico’ de memoria indica lo afortunado que fui al escribirla. Pero también hubo gente que la apreció en su tiempo, casi todos ellos escritores como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Carlos Monsiváis.

Su relación con Willie Colón se enrareció con el tiempo a causa de conflictos extramusicales. ¿Se han reencontrado pasados los años? Todos tenemos nuestros problemas con el éxito, más a veces con el éxito ajeno, el del competidor. Pero siempre supe dónde estoy ubicado y por qué, y por eso el triunfo del otro no me irrita, ni me asusta, ni me empequeñece. No ocurre así con gente insegura, de baja autoestima y complejos. Me reencontré con el señor Colón hace años, en un tribunal de justicia, donde me demandó responsabilizándome por un dinero que nos habían sustraído a los dos en un concierto. Luego retiró el caso una semana antes de empezar el juicio y llegó, según él, a un arreglo extra-judicial con la persona verdaderamente responsable por el problema por el cual me demandó. Eso representó el final para mí. Un total absurdo.

Su canción más popular, ‘Pedro Navaja’, se inspiró en ‘Mack the Knife’ (o ‘Mackie Messer’, en el alemán original), de Kurt Weill y Bertolt Brecht. ¿Qué representa esa historia y esa canción para usted?‘Mack the Knife’ se la escuché a Bobby Darin en 1959 y me gustó la melodía. Yo tenia 11 años por entonces y estaba muy metido con el rock de Gene Vincent y el doo-wop de Frankie Lymon y The Teenagers. Darin era como un Sinatra del rock y el sonido del ‘big band’ me encantaba y aún me encanta, como mi reciente álbum, ‘Salsa big band’, indica. Lo que hice fue tomar los acordes del tema de ‘Mackie Messer’ y crear una nueva melodía con una letra original. Me fundamenté en realidades. Por ejemplo, en Panamá había dos pandillas, una llamada Zapatillas Negras y la otra, Dientes de Oro. A eso sumé mis observaciones de los chulos, los proxenetas, los ‘pimps’ de la West 42, de Broadway, con sus sombreros de ala ancha y sus gabanes. Para mí es una descripción de la cruda realidad de la calle. Profesionalmente, mi mayor éxito al ser la canción de salsa mas vendida en la historia. Todavía la siguen vendiendo, aprendiendo y cantándola, 40 años más tarde.

Tenía un proyecto en marcha con Paco de Lucía, un disco de boleros, cuando el guitarrista nos dejó. ¿De qué tipo de repertorio se trataba? Estábamos por hacer un disco de boleros con el grupo Editus. Escogíamos el material cuando se nos fue Paco.

¿Cómo fue la relación, el entendimiento musical, con él?Cuando lo conocí en persona ya ambos sabíamos uno y del otro. Pero desde ‘Entre dos aguas’ y su amor por las formas rítmicas afrocubanas él estaba conectado a la salsa y por eso me conoció y mis letras le hacían reír y pensar. Paco no era de hablar mucho pero miraba mucho y con eso decía lo suficiente. No le puedo decir cuánto me duele su ausencia y que no llegáramos a hacer ese trabajo.

En los años 90 lanzó opiniones duras sobre la evolución comercial de la salsa. Ahora su lugar lo han ocupado géneros urbanos como el reggaeton. ¿Les ve un interés artístico? Depende. El género se verá representado por las letras. Por ejemplo, Tego Calderón tiene un nivel que no se ve reflejado en otros. Y aclaro: no es que esté en contra de lo comercial. Qué más quisiera que mis discos vendieran miles de copias y fueran un éxito comercial. Lo que no me interesa es la manipulación de la posibilidad del arte para presentarla como algo de valor. Te venden una canción y su letra como si fuese un electrodomestico. Fabrican un supuesto talento, ‘payolean’, falsifican y lo artificial lo presentan como importante. Hay valores como René Pérez, Residente (Calle 13), haciendo un trabajo de calidad internacional, real, interesante, polémico, que es de cierta manera heredero del dadá por lo provocador.

Considerando su currículo y sus aportaciones a la cultura latina, puede resultar llamativo que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, le acusara de “negar sus raíces”. ¿Cree que las posiciones de Maduro son representativas actualmente de un estado de opinión en Venezuela? Venezuela se ha convertido en un país polarizado debido a las acciones del gobierno. Resulta difícil entender cómo puede crearse una respuesta nacional bajo estas condiciones. Si pensamos que Maduro efectivamente ganó las últimas elecciones, con un margen tan apretado como el que se registró, ya eso demostraba que no posee el apoyo que otrora tuvo el fallecido Hugo Chávez. Hoy la nacional y prolongada manifestación en su contra indica que ha perdido la confianza del electorado. Venezuela necesita nuevas elecciones y un plan nacional consensuado

Hace un par de años anunció que se presentaría a las elecciones de Panamá en el 2019. ¿Sigue eso en pie? ¿Qué le gustaría aportar a su país desde el plano político? Anuncié que consideraría participar como candidato independiente a las elecciones del 2019 si se cumplían ciertas condiciones. La posibilidad continúa existiendo, pero no hay seguridad de que eso ocurra hasta que no se den las circunstancias requeridas. Entre tanto, sigo trabajando con un pequeño grupo de amigos y asesores para crear un nuevo paradigma de administración pública amparado bajo una nueva constitución.

Jordi Bianciotto

 

 

 

 

 

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