El panameño Rubén Blades, en el inicio de su gira europea de despedida de la salsa, puso anoche en un abarrotado pabellón de Mendizorroza un brillante broche a la 41 edición del Festival de Jazz de Vitoria (norte).
El polifacético artista inició su concierto al filo de las once de la noche, arropado por la eficaz orquesta que, bajo la dirección musical de Roberto Delgado, le acompaña desde hace tiempo y que de hecho ya lo hizo hace unos años en este mismo escenario.
Lo ha hecho a los sones de “Las calles” a la que ha seguido un buen repaso a un amplio y muy reconocible repertorio acumulado en cinco décadas de reinado en el mundo de la salsa que Blades ha ido comentando al numeroso público asistente con su habitual desparpajo.
Palabras, letras, compromiso y todo un derroche de ritmo el que ha desplegado Rubén Blades que, por cierto, ha celebrado su 69 cumpleaños en el momento en el que el reloj ha marcado las doce y justo antes de comenzar su interpretación de “Claro Oscuro”, en una noche en la que no podían faltar, y no han faltado, sus grandes clásicos, como “Cuentas Del Alma”, “Todos vuelven” o el esperado “Pedro Navaja”.
Hablando de este tema Blades ha repasado no sólo el origen de la quizás más conocida de sus canciones, sino su propia relación con el jazz en una apabullante relación de coincidencias que ha terminado con una brillante interpretación del conocido “Mac The Knife”.
Con anterioridad al concierto de Blades, la noche ha comenzado con siete mujeres sobre el escenario de Mendizorroza en una propuesta que, bajo el nombre de Woman To Woman, agrupa a lo más granado del jazz en género femenino.
Si ayer fue el espíritu de Ella Fitzgerald, el que llenó el aire del pabellón vitoriano, hoy han sido ellas las que han puesto el jazz en el cierre de esta edición del festival.
Bajo la dirección de una solvente Renee Rosnes al piano, acompañada en todo momento por la contrabajista japonesa Noriko Ueda y la batería Allison Muller, Anat Cohen al clarinete, Melissa Aldana al saxo tenor y la trompetista Ingrid Jensen se han ido alternado sobre el escenario compaginando apariciones en solitario con piezas tocadas a trío, algunas de grandes referentes como Miles Davis o Wayne Shorter.
El septeto lo ha completado la voz de Cécile McLorin Salvant, que repetía presencia por cuarta vez en el Festival de Jazz de Vitoria, y que, como en las anteriores ocasiones, ha cautivado con la magia de su voz al público asistente.
La cantante ha encandilado a un auditorio que esperaba la llegada de Blades con dos grandes clásicos en español, “Gracias A La Vida”, con un gran acompañamiento de Anat Cohen, y especialmente con “Alfonsina y El Mar”, que como ella misma ha recordado, interpretó también el año pasado en este mismo escenario.
Por la tarde, en el Teatro Principal, Theo Crocker ha sido el encargado de cerrar esta edición del ciclo Jazz del Siglo XXI con una propuesta un tanto ecléctica, pero tan solvente como innovadora.
El trompetista ha dejado claro tanto que está sobre un escenario por algo más que por ser nieto de Doc Cheatham como que el jazz tiene por delante aún muchos caminos que recorrer.
Rubén Blades, tras cantar “Pedro Navaja”, ha vuelto al escenario de Mendizorroza requerido por el público ya cerca de la una de la madrugada, y lo ha hecho para cerrar su concierto con dos grandes temas, “Buscando América” y por último “La Palabra Adios” con la que ha concluido esta 41 edición del Festival de Jazz de Vitoria.
Javier Vegas