Por años la relación de nuestro género, la salsa, con México se ha ido estrechando y solidificando. Históricamente, los mexicanos han tenido relación con la música antillana, específicamente con la cubana, que como sabemos es la base y la raíz de nuestro género salsero.
En los años cuarenta y cincuenta, el bolero, el son, el cha cha chá y especialmente, el mambo, formaron parte del repertorio nacional de música popular.
Las famosas y recordadas películas de la época dorada del cine mejicano incluían fastuosos números de este tipo de música interpretada por los más grandes y mejores exponentes.
Perez Prado, Benny Moré, Silvestre Méndez, Kiko Mendive, Antar Daly, Olga Guillot, La Sonora Matancera y los nuestros Daniel Santos y Bobby Capó brillaban con sus actuaciones musicales en estos filmes.
Más adelante, para los años setenta, algunos de los mejores intérpretes salseros se dieron a la tarea de conquistar con el género el territorio mexicano.
Héctor Lavoe, El Gran Combo, Willie Colón, La Sonora Ponceña e Ismael Miranda se envolvieron en la gran aventura. Tarea nada fácil para estos pioneros. La era dorada del cine había pasado, el público ya no estaba tan familiarizado con este nuevo estilo de música que, a pesar de haber sido creado sobre la música cubana, tenía otro sabor.
Por ser un género puramente popular fue precisamente la clase trabajadora mexicana quién le abrió la puerta a esta “nueva música” y a estos “nuevos artistas”.
Siempre destaco la gran aportación de los “Sonideros” (una especie de DJ’s callejeros) que se convirtieron en los mejores aliados de la salsa en México.
Los “Sonideros” sofisticaron sus presentaciones con sendos equipos de luces y sonido y llevaron nuestro género a todos los sectores populares logrando la aceptación del mismo.
Labor titánica de empresarios y artistas valientes sembrando en un terreno que, según la industria, no era nada fértil.
Mención aparte merece el sonero mexicano Luis Ángel Silva “Melón”.
Gracias a la ayuda de la emisora “La Sabrosita” algunos sellos disqueros, clubes de baile y público en general, el género fue ganando adeptos y estableciendo en México una plaza de trabajo importante para los salseros.
Luego del trabajo de los pioneros, llegaron los noventa y con ellos la consolidación del género a través de los artistas populares de la época.
El movimiento de la salsa romántica, erótica, cayó como anillo al dedo logrando una actividad salsera en México que dura hasta estos días.
Si bien es cierto que el género no está en el “Mainstream” hay que reconocer que la salsa ha tenido en México más éxito que otros géneros.
Hoy día, entre emisoras de radio, portales en las redes, salones de baile y conciertos en diferentes salas, nuestra música y nuestros artistas disfrutan del éxito producto de muchos años de trabajo y de intentos.
Quizás no tenemos la proyección del pop, pero cuando visitamos el país contamos con un público vasto y muy entusiasta que mantiene vivo y triunfante el género.
Hace dos semanas me presenté en Ciudad México y me dio mucha satisfacción recordar que hace casi treinta años que los visito y sigo disfrutando del México Salsero…
Camínalo! Gilberto Santa Rosa
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