Hace décadas que Gilberto Santa Rosa cruza las aguas del mar Caribe y llega hasta República Dominicana, país al que proclamó como el más feliz del mundo. Y lo hizo ante decenas de personas de otras nacionalidades, incluyendo compatriotas suyos, que la noche del sábado fueron a disfrutar su concierto en Hard Rock Hotel & Casino Punta Cana.
“Yo siempre he dicho que este es el país más feliz del mundo. Desde que usted entra por ese aeropuerto te reciben y es como un can nacional lo que hay aquí. Todo el mundo está contento, todo el mundo tiene espacio para bailar y hacer una fiesta aunque como dicen ustedes se los esté llevando el diablo”, expresó el “Caballero de la salsa”.
Santa Rosa, de 54 años, comenzó recordando que “este país y yo tenemos una relación muy bonita, muy estrecha”, desde hace muchos años.
“La primera vez que yo vine aquí a República Dominicana toda la gente de la industria me dijo: ¿y a qué tú vas para allá muchacho, los salseros no tienen vida ahí. Y qué bueno que se equivocaron todos ellos porque mírenme aquí. Gracias por tanto cariño”.
Además resaltó que “me hicieron el mejor homenaje que en un país se le puede hacer a cualquier persona que no es de ese país: me hicieron ciudadano”.
Hace tres años, el artista puertorriqueño recibió la naturalización privilegiada del presidente Danilo Medina.
“Gracias por ese honor”, manifestó el sábado Santa Rosa para añadir que el dominicano es especial: “De verdad, se lo digo de todo corazón. Lo digo con todo el respeto de los demás países que nos visitan, pero este país es espectacular. Tienen una musicalidad, tienen una alegría natural que Dios se la bendiga”.
Además agradeció que los músicos y cantantes dominicanos “nunca nos han hecho sentir como extranjeros”.
Entonces enlazó las palabras con la música: “Y si yo hubiera nacido en este país yo hubiera cantando esto….”. A ritmo de merengue interpretó “Jardinera”, seguido de un popurrí de otros merengues tradicionales.
El segmento del merengue fue un paréntesis dentro de sus dos horas completas de salsas y algunos boleros.
“Gracias a ustedes por compartir este sábado con nosotros. Curioso porque estamos llenando de salsa la casa del rock (Hard Rock Hotel)”, expresó.
UN ACTO DE AMOR
También esta casa se llenó de emociones como las sentidas por el público cuando Gilberto invitó “a un caballero que está enamorado y feliz” que le pidió unos minutos del concierto “y yo se los voy a regalar”.
Manuel Pineda apareció en el escenario y los vítores de los presentes se hicieron sentir cuando llamó a subir a Rosanny Moreno, presagiando una propuesta de matrimonio en pleno show.
“Son cuatro años”, dijo él. Y en seguidas agregó: “Si te quieres casar conmigo”. La ovación del público fue el primer sí. Luego ella lo abrazó, lo besó y cuando se pensó que no podía ni hablar se escuchó su resonante síiiii.
Manuel le entregó una sortija para sellar el compromiso, Gilberto los felicitó y delató al varón: “Él está llorando más que ella”. Y le cantó: “Lo nuestro es un amor para la historia”, esa que reza que “lo nuestro es un amor que es tan profundo, que asombra al mundo, que da esperanza y ganas nuevas…”.
En el repertorio incluyó esos temas corta-venas que lo identifican tanto. El mismo comentó que “soy como un salsero medio amargoso” porque “las canciones más populares que yo canto son las más tristes”.
Según él, los latinos “tenemos este gusto particular de sufrir por amor. Me da curiosidad porque a veces vienen parejas y me piden lo que ellos llaman nuestra canción y resulta que la canción que me piden es la más triste del repertorio”.
Hace poco precisamente en Punta Cana, relató, una señora se me acercó y me dijo: -usted no se puede ir sin que cante nuestra canción. ¿Cuál es su canción?, le pregunto. – “Conteo regresivo”, que fue su tema a cantar a continuación.
Antes señaló: “A mí eso de nuestra canción me da un poco de miedo porque cuando están contentos esas parejas están felices y piden que le cante nuestra canción, pero cuando están dejados terminan odiando la canción, al cantante y a todo el mundo. Pero definitivamente la canción sigue siendo un tremendo vehículo para expresar sentimientos”.
CANCION DE MILAGROS GERMAN
En la noche tampoco podía faltar el tema de una diva dominicana. “Esta canción la escribió Omar Alfano, yo la grabé, pero la pegó Milagros Germán: Dicen que no debo ilusionarme, que tu amor no está a mi alcance, que hace mucho te perdí…”.
Como ese bolero, Santa Rosa tiene varios. De hecho, su coqueteo con el género romántico viene desde que comenzó a cantar. “La primera vez que canté fue un bolero y he tenido suerte con ellos”.
A uno en particular “le tengo mucho cariño porque hay una novela que nunca vi y que también le tengo mucho cariño, que se llama El Clon”, que fue el nido que acogió el tema “Mentira” y lo convirtió en un infaltable en su repertorio.
“Me cuentan que en la telenovela no era el tema principal, sino el de una pareja dentro de la trama de la novela que cada vez que se encontraban ponían esta canción. Esta fue la novela que llevó la canción a la radio”, explicó.
Es la mejor mentira que le ha salido: “Mentira, que el amor se nos fue de la piel es mentira, que dos besos no saben a miel es mentira, que mi cuerpo te enfría, que la magia termina me sabe a mentira…”.
Tampoco faltó “La soledad”, el regalo de su colega Víctor Manuelle, quien se le acercó un buen día y le dijo que escuchara una canción que compuso y Gilberto le dijo: “Qué bonita canción, ¿cuándo la vas a grabar? Y me dijo que no la iba a grabar. Le pregunté por qué no la iba a grabar si era una canción tan bonita y me dijo: -yo escribí esta canción para que la cantaras tú. Eso fue un acto de nobleza muy grande departe de Víctor porque si soy yo que escribo una canción así no se la doy”.
Y comenzaron las primeras estrofas de “Si te dijeron, que desde el mismo día en que te fuiste ella entró a mi vida, no te mintieron… Llegó a la casa justo en el momento de tu despedida; no la esperaba, sin preguntar abrió la puerta, y entró en mi alma se aprovechó de mi tristeza, de mi nostalgia y hoy me acompaña”.
AMPLIO REPERTORIO
Vestido con elegancia, el sonero desvistió una veintena de temas, entre ellos su versión en salsa del clásico “Derroche”, del dominicano Manuel Jiménez.
Junto a una docena de músicos y sin espectacularidad visual ni tecnológica en la escenografía, también incluyó “Yo la agarro bajando”, “Yo en el amor soy un idiota”, “Qué manera de quererte”, “Somos almas gemelas”, “No te pido”, “Volvieron a hablarme de ella”, “Vivir sin ella”, “Caballo viejo”, “La conciencia”, “Amor mío no te vayas”, “Para negarte un beso”, “No quiero na´ regalao”, “Te propongo una tregua” y “Perdóname”.
Ramón Almánzar