Parece un niño con juguete nuevo. Y aunque ese niño haya cumplido más de 40 años de trayectoria artística, ciertamente es comprensible su lucimiento porque grabar su primer disco como solista no es como ir a cantar en un baile.
Así es que vemos en estos días al veterano cantante salsero Héctor “Pichie” Pérez cuando habla de su primera producción en solitario “El sonero del bailador”, que sale al mercado al cumplirse poco más de dos años de su salida de la Sonora Ponceña, orquesta con la que cantó por 30 años.
“Estoy contentísimo luego de estar casi dos años y medio de estar preparando esta producción. Mi primera como solista y el comienzo de una nueva etapa”, expresó Pérez en entrevista con Hoy en las Noticias, de Radio Universidad.
Al escuchar el disco, son notables las influencias de la Sonora Ponceña y La Terrífica, las dos orquestas con las que Pérez estuvo más tiempo como cantante. Pero no fue algo casual porque esa era la mezcla que el cantante quiso desde que ideó esta producción.
“Este es un concepto que hace referencia a la época de los 70 con un sonido bien bailable, música con la que la gente se identifique rápido. Tony Velázquez se encargó de montar la instrumentación y lo que yo le llamo la ‘artillería pesada’. Se compone de saxofón barítono, un trombón y tres trompetas” indicó Pérez.
“Quisimos combinar las trompetas para que se escucharan tipo sonora y el barítono y el trombón que se pusieran a contestarse y recordar la época de La Terrífica. Aparte de una percusión bien afincá”, reveló.
El disco abre con el tema “Zambelé”, de Julio Blanco, un tema que grabó originalmente la Sonora Matancera en 1951. Es este el corte que aún se escucha en las ondas radiales en Puerto Rico.
“Como dato curioso, fue el último tema que conseguí para la producción. Estaba buscando algo que se pareciera a Yambeque, Umi layé y Chambeleque y busque en la raíz. Entré a youtube y busqué la música de la Matancera. Cuando escuché el tema Zambelé cantado por Miguelito Valdés, y luego una versión en vivo con Bienvenido Granda, yo me dije este ‘es el tema que voy a grabar para completar el disco’. Ángel Torres ‘Pajay’ le hizo el arreglo”, manifestó.
“El son de mi tierra” es una composición de Johnny Ortiz con un coro pegajoso y uno de los mayores aciertos de la producción. Fue el primer sencillo que sonó en la radio y debió tener más tiempo de promoción.
El tema “¿Dónde estás mi corazón?” fue incluido en dos versiones. Primero en salsa con un arreglo de Tony Velázquez mientras que la versión en bolero fue arreglada por Nino Segarra.
“Es la segunda vez que grabo un bolero. La primera fue para el 76 cuando empecé con La Terrífica y grabé un bolero de Francisco Alvarado que se titulaba ‘Fulana de tal’. Esta vez tiene un arreglo magistral del maestro Nino Segarra y es de la firma del peruano Tito Zubiaga. Antes lo grabó Vicentico Valdés”, indicó el cantante.
Resaltan también los temas “Me lo dijo babalao”, “Soy humildad, nobleza y pueblo”, “En malas y buenas” y “Sabor añejo” con excelentes arreglos y grandes probabilidades de que se conviertan en éxitos.
“La producción es de contenido sabroso, mensajes positivos, arreglistas de la calidad de Angel Torres “Pajay”, Ceferino Cabán, Nino Segarra, Nelson Jaime “Gazú” y Tony Velázquez”.
“En los coros tengo a José Luis ‘Chegüi’ Ramos, y para no repetir otras voces que se escuchan mucho incluimos al veterano cantante Simón Pérez. Ellos dos y este servidor hicimos la combinación de los coros. Es bien diferente porque escuchas los coros y reconoces a Chegüi porque siempre está por encima de los demás por ser la primera voz, pero no vas a poder identificar mi voz ni la de Simón y eso fue a propósito”, explicó.
La experiencia acumulada por Pérez en más de 40 años en la salsa es uno de los pilares de esta entrega, y esa experiencia se la dio principalmente “la calle” como él mismo lo describió.
“Dentro de esa trayectoria de 40 años nunca tuve escuela musical prácticamente. Lo mío fue la calle donde aprendí a tocar drones de acero y marimba sin saber leer música. El instinto natural me llevaba. Lo único que estudié fue percusión en la Escuela de Música de Peñuelas con el maestro Joe Rodríguez, que también fue el fundador de La Terrífica. Por él fue que entré a la banda de la escuela y luego a su orquesta”, recordó.
Los primeros pasos de Pérez en la música fueron con una banda de acero y luego con la orquesta La Preferida de Guayanilla. “Y entonces Joe Rodríguez me ofrece ser parte de La Terrífica. Y en todo momento estuve abierto al aprendizaje y a la experiencia. Con La Terrífica es que comienzo a soltarme como cantante y a identificarme con el público”.
Ser parte de una orquesta reconocida con la que podía grabar le abrió paso en la radio y efectivamente los éxitos no se hicieron esperar. Clásicos como “No te perdono”, “Ni llanto ni velorio”, “Hinca la yegua”, “Sabor, un ritmo y coro” y otros, son aún tocados en la radio y solicitados en sus presentaciones como solista.
“Como dato curioso, La Terrífica fue una orquesta que aunque para aquella época no viajaba mucho para Suramérica, la música sí se escuchaba allá. Y ahora cuando voy allá como solista aún me piden temas de cuando yo cantaba con ellos como ‘No te perdono’, de Jossie León”, dijo el cantante peñolano.
Luego de grabar su último disco con La Terrífica en 1982 se integra a la orquesta de Tommy Olivencia como corista por breve tiempo hasta que recibió una llamada de la Sonora Ponceña para que se integrara a ellos sustituyendo a Yolanda Rivera.
Con la Ponceña comenzó otra época de éxitos como “Agua a la candela”, “Jubileo 30” y “Te vas de mí”. Sin embargo, al cerrar la década del 80, Pérez recibió una jugosa oferta del maestro Olivencia para que regresara a su banda, esta vez como cantante principal, junto a Paquito Acosta.
Así lo hizo y en 1990 salió al mercado la producción “Enamorado y qué” de la que sonó en la radio el tema del mismo nombre en voz de Pérez. Pero los problemas legales de Olivencia provocaron la disolución de la orquesta en 1991, lo que motivó a Pérez a regresar a su antigua posición en la Sonora Ponceña.
Y de nuevo llegaron los éxitos: “Descendencia”, “Fea”, “Con tres tambores batá” y “El menú”, entre muchos otros, hasta su renuncia de hace casi tres años por razones familiares.
“La perseverancia fue la enseñanza principal que obtuve de esas orquestas. Fueron tres instituciones musicales a las que guardo mucho cariño y agradecimiento”, expresó. “Y eso sin contar las colaboraciones que hice por el lado con Eddie Montalvo, los Hermanos Lebrón, Mapeyé, el Conjunto Sabrosura, el proyecto De Aquí pallá y muchos otros”.
“El sonero del bailador” cumple cabalmente con las expectativas que se tenían de esta primera producción de Pichie Pérez. “Aparate de ser mi primera producción como solista es una joya musical porque es el comienzo de una nueva etapa y yo me lo estoy disfrutando”, concluyó.
Omar Marrero