El pasado sábado participé del concierto “Yo no me quito”. Allí estuve acompañado por una exquisita orquesta compuesta por músicos y cantantes puertorriqueños dirigidos por el maestro Cucco Peña.
Mientras cantaba me daba el banquete musical de ser respaldado por algunos de los mejores músicos de este país. La calidad, profesionalismo y versatilidad de estos distinguidos colegas me da pie a hacer un pequeño análisis.
Puerto Rico es un país pequeño que es reconocido a nivel mundial por la calidad de sus músicos y de su música. Con el paso de los años, nuestra Isla sigue siendo un lugar codiciado por los artistas de la zona y de gran parte del mundo, para ser conquistado y alcanzar el galardón de la aceptación.
Los músicos y cantantes puertorriqueños han trabajado duro a través de los años para lograr la excelente reputación que hoy tienen, gozando del respeto del público y de la industria del entretenimiento en general. Es nuestro país uno de los pocos en el mundo donde los músicos pueden interpretar casi cualquier género de música (aunque yo digo que todos).
Da gusto ver y escuchar cómo la mayoría de los buenos músicos del país pueden desplazarse con naturalidad desde la música clásica hasta la salsa, pasearse por la balada, el rock, el merengue, lo urbano, el folklore e, incluso, el folklore de países hermanos haciéndolo con una calidad óptima y envidiable si se quiere.
Hoy día hay músicos nuestros dándole la vuelta al mundo llevando su talento en países lejanos en los cuales se les ha requerido por tener esa “versatilidad boricua”.
He podido viajar un poco y es curioso ver a muchos de nuestros colegas tener una legión de fanáticos por el mundo gracias a su trabajo de calidad y a las grabaciones en las que han participado. Los nombres de estos compañeros circulan entre las listas de los mejores músicos del mundo en cualquier género o disciplina. De hecho, para muchos artistas, grabar en Puerto Rico acompañado por estos músicos es un lujo.
Productores se mueven hasta nuestra Isla para hacer sus creaciones discográficas y contar con algunos de estos nombres porque, además de calidad, saben del prestigio que significa tenerlos en sus créditos y lo mucho que puede influir a la hora de ser tomados en cuenta para las premiaciones.
Nuestras escuelas de música, tanto públicas y privadas son respetadas y son muy bien cotizadas internacionalmente.
Muchos músicos de otros países quieren venir a estudiar aquí y vivir la experiencia de hacer música para “rozar los hombros” con estos profesionales buscando fortalecer su curriculum vitae.
Incontables son las anécdotas de artistas, productores, arreglistas y directores que al no conocer sobre nuestros músicos han puesto en duda su capacidad y después del primer ensayo han quedado sorprendidos y, más que eso, en una posición embarazosa al tener que tragarse sus palabras cuando los “jibaritos nuestros” dan rienda suelta a su talento.
El maestro Antonio Salcedo, español de nacimiento y boricua de corazón, puede dar fe de lo estoy diciendo.
Afortunadamente la juventud sigue cultivándose y tenemos una generación relevo espectacular. Músicos extraordinarios que despuntan como las futuras estrellas y que siguen los pasos de los veteranos para aprender mucho de ellos.
Nada, que como dice el refrán popular: “los que son, son; y los que no, van pa’ la cola”.
En mi país hay talento para repartir. Venga la música que venga, estos distinguidos profesionales la van a hacer excelente. A este grupo de artistas muy bien les cae la frase: ¡Puerto Rico lo hace mejor!
Mi respeto a todos esos colegas músicos. Un aplauso para ellos y sepan lo orgullosos que estamos de ustedes. Dios bendiga la música… y a los músicos que la hacen realidad;
¡Camínalo! Gilberto Santa Rosa