Al referirse al concierto, que presenta desde ayer, y que prosigue tanto hoy como mañana, revela que se trata de un viaje musical: “Más bien es un recital en el que la música será la estrella”, para que las emociones del público guíen la noche.
La carrera del artista, que en 2013 recibió la nacionalidad dominicana, siempre ha gozado de gran aceptación en el país gracias a la complicidad del público.
“El caballero de la salsa”, que además de este género se mueve como pez en el agua en el bolero, define su relación con estos tierras como una victoria personal. “Cuando llegué aquí no fue a una visita promocional, sino a captar talento. En esa ocasión conocí al gran compositor Mario Díaz, con él conocí a artistas como el maestro Juan Luis Guerra, quien apenas comenzaba. Estaba buscando compositores, a pesar de que entendidos en la materia me dijeron que solo encontraría merengueros y no fue así, porque conocí a muy buenos compositores de mi género”, recuerda.
A partir de ese momento se inició un vínculo patriótico que se ha fortalecido más allá del matrimonio con la modelo y presentadora de televisión dominicana Alexandra Malagón. “Los dominicanos me han dado un cariño que va más allá del aplauso… Me siento parte de ustedes. Por ejemplo cuando me dieron la noticia (de que le otorgaron la nacionalidad dominicana) fue cuando me casé con Alexandra… fue como un regalo de bodas y estoy muy agradecido”.
En esta puesta en escena apuesta a su exitoso repertorio, sin dejar fuera uno que otro tema nuevo.
Dominicano de pura cepa
Cada vez que viene al país, lo primero que busca son unas empañaditas de lambí y marisco, que no consume en Puerto Rico y que siempre le roban el aliento.
“Tú sabes que soy diabético, pero me como todo lo que no debería. Imagínate: tengo impregnado el sazón de mi casa, donde vive una ‘dominiqueña’ que me mantiene al día con la gastronomía de aquí y allá”.
Severo Rivera