Hermán Olivera: “Las radios de Nueva York son lo peor”

La salsa, a nivel de difusión, no pasa por un buen momento en la Gran Manzana. En la siguiente entrevista, Herman Olivera, la voz líder de la orquesta de Eddie Palmieri, reflexiona sobre esto y también nos cuenta algunos aspectos de su vida personal.

Nació 30 días después de la llegada al poder de Fidel Castro en Cuba. Era enero de 1959. Y los medios noticiosos no hablaban de otra cosa que no fuera La Habana y sus nuevas autoridades. Sin embargo, en un hogar de Nueva Jersey, un pequeño llenaba de ilusiones a papá Hermegildo y a doña Emma. Las primeras palabras que aprendería sería en español, porque en casa se respetaba el origen. Los padres de Herman le inculcaron desde niño la importancia de sentirse puertorriqueño. Herman recuerda, por ejemplo, su niñez en borinquen. “Mi papá nos enviaba a mi hermana y a mí a vacacionar a casa de mis familiares en la isla. Y era muy curioso, pues ellos vivían en el campo y yo debía adaptarme. Allí habían animales, se tomaba la leche directo de la vaca. Aunque a mí me compraban de un súper mercado en la ciudad (risas)”.

Su padre fue el modelo de Herman. En la música la primera influencia llegó, justamente, de su casa. Benny Moré, Tito Puente, Tito Rodríguez y tantos Lps que acompañaron su crecimiento. Hasta que le tocó la oportunidad de tocar en pequeños grupos de Estados Unidos. La salsa lo estaba llamando. Iba a los conciertos de sus artistas favoritos. Sus oídos y sus ojos fueron testigos del boom de las Estrellas de Fania. Hasta que un día, uno de los músicos del neoyorquino Conjunto Libre lo escucha. La diosa fortuna estaba tocando a Olivera y tiempo después se convertiría en la voz más fresca de la famosa orquesta del timbalero Manny Oquendo. Herman ahora estaba en las grandes ligas y listo para construir la historia del Sonero del Siglo XXI.

¿Quién fue Manny Oquendo para ti?

Un maestro. Fuerte. recto. Me decía tú eres especial. Me enseñó mucho. Fíjate que el primer viaje que hice fue a Venezuela entre 1979 y 1980. Y mi padre me acompañó al aeropuerto y le dijo a Manny Oquendo: “cuidamelo porque es mi único hijo”. Manny siempre me lo recordaba. Mira lo que me dijo tu papá. Aunque, claro, a veces uno se rebelaba. Tú sabes, uno es joven…(risa). Pero todo fue por mi bien.

¿Puedes citar algún momento triste en tu vida?

Tuve dos. La pérdida de mi papá y la pérdida de mi hermanita. Mi papá hace ocho años y mi hermanita hace tres. Esos han sido golpes muy fuertes para mi. Me ha costado superarlo. Pero, felizmente, estamos en ese proceso.

¿Qué sientes por esta cruzada a favor de la liberación de Oscar López Rivera? Yova Rodríguez, quien ha compuesto varios temas para ti, está haciendo un llamado internacional. 

Yova, mi compadre, está bien firme. Y yo también. Pero él está firme, porque él está liderando esa lucha. Y esperamos que sí, que le den la libertad a Oscar y pronto, ya que el presidente Obama va pasar la batuta al nuevo presidente que acaba de ganar…en unas elecciones…ayayay. Pero esperemos que Obama haga lo correcto y firme.

¿Cómo ves el futuro de Puerto Rico?

Yo no hablo mucho de política. Pero te puedo decir que yo quisiera lo mejor para mi pueblo, porque me siento puertorriqueño. Mi mamá vive allá. Entonces yo quisiera que el camino que se tome sea el mejor para Puerto Rico, de todo corazón.

Volviendo a la música, siento que en Puerto Rico no se idolatra tanto a los personajes de la salsa como en algunos países de Sudamérica.

Es una realidad. Yo creo que esa locura empieza en México hasta Perú pasando por los países intermedios. Yo he podido ver eso. Soy testigo de esa idolatría.

¿Y qué pasa en Puerto Rico?

No sé, mi hermano. Hay nuevas voces, nuevos ritmos. La juventud apoya allá otros géneros. Y lamentablemente, el músico puertorriqueño, pues tiene que salir de Puerto Rico para trabajar, específicamente los cantantes. Ellos se la pasan en Sudamérica trabajando.

Algo parecido ocurre en Nueva York a nivel de difusión.

Nueva York no es lo que era hace treinta o cuarenta años atrás. Ya los clubes cerraron. La radio es la peor radioemisora. Yo no escucho radio. Es lo peor. No hay clubes dónde tocar. Ha mermado mucho la música. Después que falleció Ralph Mercado, que fue el promotor más grande que tuvo nuestra música, no ha llegado otro. La batuta no se la pasaron a otro que tuviera esa visión, las conexiones, los recursos monetarios para echarse a cargo un género, para mover artistas.

Pese a esa realidad en Nueva York y Puerto Rico, nosotros hace un mes, en Lim, logramos ver a un público salsero muy conectado con el maestro Palmieri. 

Esa visita de Eddie Palmieri con la banda que manda fue de muchas emociones. Acuérdate que no había visitado Perú en 26 años. Las expectativas eran muchas. Pienso que fue histórico. Como ya es noticia pública, llegamos y le develaron una escultura en el puerto del Callao. Ese homenaje en vida fue emocionante. El concierto también estuvo de maravilla. Ver ese estadio lleno de gente y aclamando al maestro, llamándolo. Fue algo súper histórico.                                                                                                                    

¿Te dijo algo sabiendo que regresabas a Lima?
Sí, me llamó y me dijo: sácate una foto con la escultura mía…(risas).

¿Te ha llamado la atención la santería?

Sí. Yo soy santero, santero mayor. Soy hijo de Oshun. Tengo a Oshun coronado hace diez años. He estado en la religión por veinte años, pero hace diez que me coroné. Todo eso me ha dado firmeza, mucha paz conmigo mismo. Y todas esas cosas lindas que vienen con las bendiciones de Olofi, del creador.

Martín Gómez

 

 

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