Meñique: Tradición Salsera

Miguel Angel Barcasnegras, Meñique, cumplirá el próximo mes 83 años de edad. Pero eso no le impide realizar giras y obsequiarle a la gente su aún potente voz. ¿Cuál es su secreto? Dice que son varios. Pero uno de los más importantes es ser disciplinado. También asegura que nunca fumó. Ha sido muy cuidadoso con su salud. El resultado es tenerlo vital con nosotros y siempre con su frase de guerra: ¡ataja!…si puedes. Si no puedes, apártate.

El cantante tiene en su trayectoria lo que quizás muchos intérpretes habrían deseado: cantar varios años en la orquesta de Tito Puente, grabar con el mítico Arsenio Rodríguez y con el maestro del piano, Charlie Palmieri. Además, el cantante ha participado en muchos conciertos considerados históricos por los estudiosos de la música latina, como aquel que realizó Tico Alegre All Stars, grabado en vivo en el Carnegie Hall y que se ha convertido en una pieza de colección de todo melómano. Meñique es parte de esa generación brillante de la que hoy solo tenemos los recuerdos en el vinilo o los apuntes históricos en algún libro de salsa. Y él, con ese tesoro a cuestas, se ha paseado la tarde del jueves 17 de noviembre por la Plaza Grau del Callao, admirando el puerto, conversando con la gente, contando de dónde viene y por qué está en Perú.

Ese día hablamos de sus inicios en Panamá y de cómo llegó a la fabulosa orquesta de su compatriota Armando Boza, una banda que a mediados de los 50 era imprescindible en su país. Le contamos que don Armando, precisamente, a fines de esa década quizás caminó por las mismas calles que ahora está pisando él. Meñique no lo puede creer. Se toma la cabeza y dice: “Armando en Panamá nos hablaba mucho de Lima y el Callao. Que había acompañado a Benny Moré y que eso fue un éxito. Y yo, en ese momento, decía cuándo me tocará visitar ese país…”.                                                                                                                                                    

Efectivamente, Armando Boza, como también lo narra el periodista Agustín Pérez Aldave en el libro “Benny Moré sin fronteras”, visitó varias tardes El Sabroso, bar de don Luis Rospigliosi Carranza, para transcribir los temas del Benny que sonaban en la rockola. Don Armando hace mucho que no está, y ahora Meñique camina y aprovecha para revivir sus recuerdos panameños. Nos dice, por ejemplo, que en unos carnavales de Panamá le tocó hacer coros a Benny Moré. “No sabes lo que fue cantar para mi maestro”. ¿Qué orquesta era la que acompañó a Benny? La Perfecta de Armando Boza. Por eso hoy, el maestro está feliz. En este rincón del Callao también hay un poco de su vida.

De una vida en la que hay mucho por hurgar. Los años no se han ido solos, también se han llevado a sus amigos. Uno de ellos: Santitos Colón. “Él sigue siendo un alma de Dios. Era muy sencillo y le gustaba el relajo, hacer chistes. Cuando llegué a la orquesta de Tito Puente, él no se puso para nada celoso. Al contrario, me recibió con los brazos abiertos. Me aconsejaba para cuidarme la voz. Donde quiera que esté, mi mayor respeto y cariño”.

Imposible no preguntarle por La Lupe. “Era tremenda, un ají picante. Hay una anécdota con ella, precisamente, en el Carnegie Hall. Estábamos en la tarima y el presentador nombraba a cada cantante en el momento que le tocaba su turno. Y allí estábamos Santitos Colón, La Lupe y yo. El asunto es que cuando la anunciaban a ella, su ingreso era por atrás y muy estrepitoso. Tumbaba todos los atriles de los músicos. (risas). Ya te imaginarás cómo se ponía Tito Puente. Le gustaba jugar con el público. A veces le preguntaba a la gente si querían que se bajara los pantalones. Algunos decían sí, otros no. Ella igual se los bajaba, pero adentro tenía un pantalón corto. (risas).

 

Mientras conversamos, Meñique pasea por la plaza de la Iglesia Matriz y admira las esculturas de Héctor Lavoe y Eddie Palmieri. “Toda la banca para Lavoe. Eso está muy bien”, dice. Sonríe y añade que le encanta el Callao. Percibe la especial alegría del puerto y nos confiesa que eso también lo motiva.  Y uno piensa que Meñique quizás lo ha logrado todo en la vida. Conclusión no del todo correcta.

Le pregunto si siente que hay algo pendiente. Y allí Meñique es enfático. “Yo siempre he estado resentido con los promotores de los artistas en mi país. Me contratan muy de vez en cuando. No saben que uno ha dado tanto por su patria. Incluso, en muchos lugares creen que yo soy boricua, y yo replico que soy panameño. Pienso que ellos deben entender que existen buenos cantantes panameños para el mundo. Allí está Rubén Blades, Camilo Azuquita, Carlos El Grande, Gabino Pampini. Así que despierten promotores”, exclama.

Se entiende el fastidio de Meñique. Son muchos los artistas que reciben más aplausos en el exterior que en su propia patria. Los hermanos de Panamá aún están a tiempo de iniciar una cruzada salsera por esta leyenda. Ojalá el tiempo no les juegue en contra. Por lo pronto, en Lima y Callao, el cantante de ‘Niña y Señora’ se ha ganado el mayor de los aplausos. Y lo más importante: el respeto.

Salserisimo  

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