El domingo pasado se celebró el tan esperado Día Nacional de la Zalsa, evento que la emisora Z-93 presenta desde su primera edición hasta la más reciente.
¿Quién diría que la idea del querido y recordado amigo Pedro Arroyo iba a convertirse en uno de los eventos más importantes y con mayor cantidad de público en nuestra Isla?
Ese Día Nacional, que comenzó en el estadio Pepito Bonano de Guaynabo y que luego se mudó al estadio Hiram Bithorn, no solamente ha podido reunir cantidades de público extraordinarias, sino que también ha presentado las figuras más importantes del género. El evento ha presentado memorables espectáculos de los cuales todavía se comenta y algunos, gracias a la magia de la tecnología, se conservan y continuamos disfrutando.
Ismael Rivera, Héctor Lavoe, Las Estrellas de Fania, Cheo Feliciano, El Gran Combo, Tommy Olivencia y Willie Rosario son solo algunos de los grandes nombres que pasaron por tan codiciada tarima.
En los últimos años, han añadido al elenco actos de orquestas y cantantes nuevos; idea que me parece necesaria, innovadora y justa con las nuevas generaciones de artistas salseros. Pienso que es una excelente manera de que los muchachos tengan la oportunidad de mostrar su talento, y el público tiene la oportunidad de verlos en vivo y darse cuenta de que son bravos de verdad. La propuesta musical es completa: diferentes estilos y generaciones de la salsa.
Por otro lado, el evento, más allá de lo musical, se convierte en un acontecimiento social donde se reúnen salseros de todas las generaciones y disfrutan de un pasadía al compás de su música favorita.
Afuera del estadio ya se puede disfrutar del ambiente. Familias completas “la montan” con su propia música, su comida y hasta instrumentos de percusión sirven como antesala al banquete salsero que tendrán dentro del Hiram Bithorn.
El público llega puntual a la cita y comienza la primera banda a las 12:00 del mediodía en punto; confundiendo el calor del sol con el calor que la sabrosura de la música va creando. Entre saludos, comida y refrigerios, se pasa un día en franca camaradería, se celebra la nostalgia y se baila como en la época dorada.
Además, el espectáculo ha desarrollado un respeto entre los artistas digno de admirar. Los que no han participado, están ansiosos por hacerlo; los que participan, se preparan al máximo para ofrecer lo mejor a su público y no ser menos que nadie en tarima. En otras palabras, al que le toque, tiene que echar el resto o como dice nuestro querido maestro, Willie Rosario, tienen que “ponerla dura ahí”.
Muchos artistas de salsa, músicos, compositores, arreglistas y cantantes (entre los que humildemente me cuento) han sido reconocidos por sus trayectorias y aportaciones al género. Estoy seguro que para todos ha sido un honor estar en ese selecto grupo.
Otro fenómeno del Día Nacional de la Zalsa es la afluencia de público internacional. En un principio, latinos residentes en los Estados Unidos; luego poco a poco, fue expandiéndose por Centro y Sur América, y hoy día visitan nuestra Isla personas provenientes de, por lo menos, cinco continentes.
Desde el jueves antes del concierto, se siente un ambiente salsero en toda la ciudad capital. Clubes, hoteles y pubs reciben a estos visitantes ávidos de bailar salsa, como si se tratara de un ejercicio de calentamiento para el domingo. Da mucho orgullo como puertorriqueño y salsero que este evento atraiga todo ese público local e internacional y sirva de ventana para que, nuestra música y nuestra Isla, sigan dándose a conocer por las cosas buenas.
Sin menospreciar a ninguno de los grandes nombres y artistas importantes que han pasado y pasarán por esa tarima, el Día Nacional de la Zalsa se ha convertido en la estrella del show. Es decir, que es el mismo evento quien logra su propio éxito y el elenco pasa a ser otra de las atracciones. La gente separa su fecha, hace sus planes para el esperado día y no depende de quién toque o cante para que la gente llegue y disfrute masivamente.
Mi felicitación sincera a todo el equipo de Z-93 que ha mantenido viva la idea de don Pedro Arroyo y han conservado un día nacional a los salseros que ya es internacional; y que cada día crece más en calidad, organización y asistencia de público.
En fin, el Día Nacional de la Zalsa es mezcla de excelencia musical, nostalgia, calor humano y orgullo patrio como la “salsa” misma.
Hace 33 años que comenzó y todos los salseros deseamos, de corazón, que sean los primeros 33 de 100 que se puedan celebrar y se mantenga siempre vivo … el fenómeno del Día Nacional de la Zalsa.
¡Camínalo! Gilberto Santa Rosa