Basta que Gilberto Santa Rosa arribe a un escenario para colmarlo de magia. Su privilegiada voz, aderezada de un estilo que sabe transmitir emociones, es el naipe que lo ha llevado a triunfar como exponente de la canción popular, en particular la salsa, a lo largo de sus cuatro décadas de historia artística.
A ese encanto se suma su personalidad afable, su carisma y simpatía, atributos que lo han realizado como estrella de la música popular con muy pocas comparaciones en el entorno actual del pentagrama caribeño.
Para muestra, un botón. La presentación que el denominado “Caballero de la Salsa” escenificó la noche del viernes en la sala de festivales del Centro de Bellas Artes de San Juan fue, simplemente, soberbia.
Un escenario íntimo, una portentosa orquesta, una elegante escenografía, buena compañía y un repertorio que por más de dos horas repasó clásicos inolvidables de los comienzos de su carrera hasta algunos de su más reciente cosecha musical.
El hilo conductor del concierto, bautizado “En buena compañía”, fue la salsa y el bolero, dos géneros que Santa Rosa domina a la perfección, amén de la pasión que muestra en cada interpretación y que, con sutileza, alcanzó seducir desde la primera entonación al público que atestó la principal salsa de espectáculos del país y en la que el artista debutó hace un cuarto de siglo.
Los acordes del tema “Quién lo diría” anunciaron el inicio de la velada, seguido de la cadencia que impartió las melodías “La agarro bajando” y “Si los hombres han llegado a la luna”, los primeros augurios de un gran espectáculo.
Tras enunciar sus palabras de saludo y agradecimiento a la audiencia, el veterano cantante entonó “Necesito un bolero”, el primero de una saga de temas románticos que el artista traía como ases de diamantes bajo su manga para encantar a su fanaticada.
Y así fue. Entre rítmicas melodías salseras, como “No me dejes solo”, “Títere” y “Almas gemelas”, se filtraron versos de hermosas interpretaciones que han engalanado nuestro cancionero romántico, como los boleros “Niña”, “Horas” y “Usted”, que Santa Rosa realizó magistralmente en homenaje al fenecido Santitos Colón.
Antes, obsequió a la concurrencia con la vocalización de “Apaga la luz” en versión a cappella y realizado con la buena compañía de un cuarteto excepcional integrado por Dagmar, Hilda Ramos, Juan Vélez, Jesús Muñoz y Ángel “Cucco” Peña.
La salsa volvió a dominar el proscenio con “Qué manera de quererte”, seguido de un popurrí de canciones del viejo repertorio que marcó sus comienzos como solista a finales de la década de 1980 y que no siempre suelen escucharse en sus presentaciones, como “Sin un amor”, “No me la llames más”, “Tú” y “Tengo una muñeca”.
“Yo no te pido” y “Vivir sin ella” sonaron después provocando lo inevitable, que los cuerpos de los fanáticos se contonearan en sus asientos como si a gritos solicitaran una pista de baile.
Mas la magia del bolero volvió a matizar el ambiente, en esta ocasión con mayor intimidad, donde solo la voz del artista y las cuerdas de la guitarra, en manos del virtuoso músico Luisito Marín, ocuparon la escena en la interpretación de “La soledad”, en un espacio que luego incorporó un cuarteto acústico para cantar “Mentira”.
El embeleso del romanticismo se interrumpió con el alborozo que provocó la llegada de los integrantes de Límite 21, Elvin, Javier y Ramiro, quienes en segundos inflamaron el escenario de júbilo y picardía mientras interpretaron varias de sus más afamadas canciones y, como era de esperar, avivaron al público con sus bailes.
La presencia del trío de cantantes, que componen una de las mejores agrupaciones de merengue en el país, fue un acierto en la producción y una muestra, además, del animoso y amigable espíritu de Santa Rosa, quien no duda en reconocer los talentos de su patria sin perturbaciones egocéntricas.
Antes de finalizar el espectáculo, el artista vocalizó “Conteo regresivo”, “Que alguien me diga” y “Perdóname”, este último un tema que siempre sirve para mostrar el arte que posee San Rosa en el ejercicio del soneo, destreza que domina mejor que nadie en las lides salseras contemporáneas.
Luego de una sonora ovación, Gilbertito, como le llaman cariñosamente, obsequió al público con “Amor mío no te vayas”, poniendo punto final a un extraordinario concierto que repite hoy, sábado, a las 8:30, y que anoche reunió en el público a figuras artísticas como Alexandra Malagón, Chucho Avellanet, Marilyn Pupo, Pedro Morales Cortijo “Don Perignon”, Michelle Brava, Otilio Warrington “Bizcocho” y al boxeador Miguel Cotto.
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