La salsa en Colombia es un género de resistencia

La industria salsera en Colombia indudablemente está ubicada en Cali, en la Sultana del Valle del Cauca. En esa ciudad ubicada en el pacífico colombiano es común encontrarse más de 500 discotecas para bailar la música antillana de colección, e incluso, en esos bares salseros, puede escuchar la música cubana de antaño que no escuchará en ninguna otra parte del universo. Me refiero al Trío Matamoros, Septetos Nacional y Habanero, Benny More, Conjunto Casino, Sonora Matancera, Orquesta Sensación, Orlando Contreras, Joseito Fernandez y todos los boleristas, soneros y montuneros del siglo pasado.

Esa ciudad conserva el patrimonio de la música latina afrocubana, a través de grandes coleccionistas como el fenecido Humberto Corredor, uno de los excelsos conocedores de la Sonora Matancera, de Isidoro Corkidi, de Dario Muñoz, Gary Dominguez, Carlos Molina, Manolo Solarte, Oscar Jaime Cardozo, Pablo Emilio Solarte, Lisimico Paz, Jairo Cañandonga, entre otros. Lo anterior sumado al imperio de los melómanos y coleccionistas, donde tenemos las escuelas de baile como la del Mulato y Su Swing Latino, Los Pioneros del Ritmo, Sabor Rumbero, La Nueva Juventud, La Hermandad Latina, Imagen y Expresión, Ritmo Sonero, Talento Juvenil y el show artístico y circense Delirio, quienes han seguido el legado de las leyendas del baile caleño como Watusi, el primer campeón que tuvo el mundial de la salsa, oriundo de Buenaventura en el pacifico colombiano, o como el fenecido Chato, o Jimmy Bogaloo, o Amparo Arrebato y el gran Evelio Carabalí, considerado por la crítica como uno de los mejores bailarines de todos los tiempos en el estilo caleño.

No obstante, a pesar de que la salsa en Colombia goza de una notable aceptación, también es evidente que el género musical se ha convertido en un elemento de resistencia frente a la marginación de los grandes medios de comunicación en el país, aquellos que incitados por la pauta publicitaria le han abierto las puertas a otros géneros como el vallenato, el pop o el reggaetón, mientras que a la salsa la excluyen de su parrilla, negándole la posibilidad de promoción y difusión, esto hecho personalmente desde luego me parece lamentable debido a que la salsa ya es un patrimonio de la humanidad y por ende pertenece a todos aquellos amantes a la música latina, en el pasado era diferente, en la televisión colombiana por ejemplo, se recuerda con inmensa nostalgia el Show de Jimmy Salcedo y el Show Espectaculares Jes, programas musicales que en su contenido siempre procuraban impulsar el género salsero con las presentaciones de las estrellas musicales del momento y también usaban el género salsero para ambientar sus escenas. Cabe aclarar, que en aquellos tiempos la salsa era un género musical dotado de unas características especiales, en el ambiente nacional estaban en su apogeo las orquestas de Fruko y sus Tesos, Grupo Niche, El Sexteto Miramar, Orquesta Guayacán, Michi Sarmiento y su Combo Bravo, el pianista Joe Madrid, el músico pastuso Eddie Martínez, La Colombia All Stars y Los Nemus del Pacífico, entre otros.

La salsa en Santiago de Cali es un fenómeno sociocultural arraigado a la vida cotidiana de la mayoría de los caleños y aporta a un estilo de turismo que yo denomino turismo musical, debido a que muchos curiosos en el mundo anhelan recorrer las calles de esa Cali salsera, descrita magistralmente en las compositores de Jairo Varela y Nino Caicedo, dos chocoanos baluarte de nuestra música popular. En el exterior, es común que los melómanos te pregunten por la calle quinta o Juanchito y no es extraño que hayan escuchado mencionar el Escondite, el Séptimo Cielo, Cañandonga o Zaperoco, lugares emblemáticos de la cultura salsera caleña.

A demás, debido a que Cuba y Puerto Rico ya no son exportadores de masivas producciones salseras, Colombia se ha convertido en el país y en el escenario más importante para la salsa mediante la Feria de Cali, un evento que históricamente se ha destacado por ser una plataforma para los artistas salseros de talla mundial como Richie Ray y Bobby Cruz, Los Hermanos Lebron, La Sonora Ponceña, Henry Fiol, El Gran Combo de Puerto Rico, entre otros, por eso Cali es sin duda alguna la capital mundial de la salsa y es la ciudad que ha abanderado el género salsero desde tiempos inmemoriales.

Necesitamos los salseros entonces que desde el Ministerio de Cultura se implemente una politica pública para respaldar y proteger la cultura salsera colombiana, debido a que es un género musical que le ha aportado en demasía a la memoria musical del país y sus artistas por eso merecen el mismo reconocimiento que otras estrellas de la música colombiana, como por ejemplo Pacho Galán y Lucho Bermúdez o Rafael Escalona, Shakira y Carlos Vives o Juanes, es decir, debemos reconocer que los músicos son mensajeros de paz e intelectuales de la cultura y en este sentido es oportuno reconocerles su valiosa y loable labor, no podemos desconocer el aporte que han contribuido los salseros a la música popular colombiana.

Para fortalecer y fomentar la industria salsera colombiana sería también importante que esa política pública esté encaminada a fomentar el desarrollo artístico de las escuelas de salsa en Santiago de Cali, debido a que estas carecen de recursos económicos suficientes para su funcionamiento y no tienen el respaldo y apoyo de la administración municipal. De hecho en febrero de este año, la ministra de cultura Mariana Garcés, anuncio unas mesas de concertación para laborar en ese sentido con las autoridades de Cali, entonces esperamos que ese proceso sea productivo y no se quede en el tintero.

En Santiago de Cali actualmente hay aproximadamente más de 127 escuelas para aprender a bailar salsa, pero son academias que en su mayoría no cuentan con infraestructura adecuada para su funcionamiento, lo que dificulta su proceso de aprendizaje y su labor social desarrollada en los barrios populares de Santiago de Cali, cuyo fin es involucrar a los niños y a la juventud en las escuelas alejandolos de la violencia campante en la ciudad, a raíz de eso, es supremamente necesario la intervención y el aporte de la Secretaria de Cultura de Cali, como lo ha venido haciendo la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), a través de la financiación y dotación de algunas escuelas.

Por último, quisiera decirles que la música es el alma de los pueblos y por ende un pueblo sin música es un pueblo muerto, vivir sin música es vivir en el anonimato, en el olvido, en los anaqueles del recuerdo y de la nostalgia. Lo que los salseros pretendemos es que nuestro género musical no sea subvalorado y que desde el Ministerio de Cultura se apoye la salsa como un elemento activo en la cultura popular en el país y además, que la política pública a implementar haga énfasis en la salsa como una industria, la industria de la salsa colombiana.

Julio Martínez

About The Author

Related posts

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *