Termina el 2016 y como siempre, los sentimientos encontrados nos asaltan. Alegría, nostalgia y hasta tristeza son algunos de estos. En mi caso pienso que termina un año intenso, lleno de emociones fuertes y recuerdos muy gratos.
Consciente de que ningún año es perfecto y que los contrastes de los acontecimientos afectan a todos de una manera distinta, paso a hacer un pequeño recuento de este año al que solo le restan unos pocos días. Ya algunos comienzan a hacer sus resoluciones de año nuevo, otros a preparar su fiesta o, simplemente, hay otros tantos que se preparan para despedir el año solos, ya sea por elección o porque la vida lamentablemente no le ha dejado otra opción.
Los medios hacen su recuento noticioso y volvemos a vivir momentos importantes, cruciales, alegres y dolorosos del año.
Para mí es siempre importante hacer un inventario del año al final del mismo porque me reconforta la satisfacción del logro. También recapacito sobre los fracasos o equivocaciones y me ayuda a redoblar mi compromiso con mi familia, carrera, seguidores y con la música que ha sido mi pasión y oficio prácticamente toda mi vida.
Viajes, conciertos grabaciones, colaboraciones, reconocimientos y por qué no decirlo, algunos proyectos que no se dieron o quedaron incompletos.
Acompañado de mi bebida favorita, el café, voy escribiendo esta columna que los amigos de Primera Hora me permiten escribir hace más de un año, despertando en mí el “columnista” que tenía oculto y no conocía.
Mientras escribo voy repasando el año que, para no dejar de ser intenso, hasta elecciones tuvo. No puedo ser injusto ni mal agradecido, la vida me ha dado muchas bendiciones y se ha trabajado duro. Tener una carrera tan larga y todavía estar activo es una bendición que sigo agradeciendo año tras año.
Comencé el 2016 con la presentación en Puerto Rico de mi concierto “En buena compañía” junto a mis queridos hermanos de Limite 21. Este concierto fue la “patadita de la buena suerte” para que el año que termina fuera uno de mucha actividad.
En buena compañía se convirtió en una gira que me llevó a varias ciudades de Estados Unidos, México, Panamá, Costa Rica, República Dominicana, Chile y Perú.
Nuestra estrella y a quien reconozco como una excelente persona, Roselyn Sánchez, me dio la invaluable oportunidad de acompañarla en la animación del telemaratón “Patitas por una causa”. El mismo fue a beneficio de los animalitos callejeros rescatados y de las organizaciones que ayudan a estos y colaboran para el bienestar de las mascotas ayudando a controlar la superpoblación de gatitos y perritos en las calles.
Mis hermanos de la República Dominicana me regalaron un gran honor al entregarme el Premio Soberano a mi trayectoria. Este es el máximo galardón que se le confiere a la clase artística en el vecino país durante su ceremonia anual en el Teatro Nacional, en la capital dominicana. Más adelante, en ese mismo teatro de ese querido país, me presenté en tres funciones a casa llena.
Una gran alegría fue ser exaltado al Paseo de la Fama de Puerto Rico junto a grandes artistas del patio como Lucecita Benítez, María Celeste Arrarás, Cheo Feliciano (póstumo) y Rafael Ithier, honor que agradezco profundamente y no creo merecer.
En el mes de junio regresé al legendario Carnegie Hall, 21 años después de mi primera presentación en tan prestigiosa sala. La comunidad latina de la Gran Manzana me abrazó y me dio el cariño y el aplauso que me hizo vivir la misma emoción que hace dos décadas.
En mi querida República de Panamá fui invitado a cantar nuestro himno nacional en el partido del Centro Basket entre el equipo panameño y nuestro equipo nacional.
En agosto, fui invitado por la Municipalidad del Callao en Perú para grabar el tema “El Callao de Fiesta” como parte de una campaña para promover el turismo en el puerto más popular e importante del país, donde nuestro género salsero es parte de la propuesta turística y donde más y mejor se disfruta la salsa. Este proyecto, culminó con mi presentación el Festival Chimpum Callao que es un tradicional festival musical del país.
Noviembre fue un mes de mucha actividad. Durante mi presentación en el concierto “La Salsa Vive” en el Madison Square Garden en la ciudad de Nueva York, junto a grandes figuras de nuestro género fui sorprendido y reconocido por el libro de récords Guinness.
Me reuní en Miami con Willie Rosario y Tony Vega en un concierto nostálgico y salsero, además, puede compartir con los muchachos de Gente de Zona el escenario en honor a Marc Anthony como persona del año, homenaje muy merecido que le otorga la academia de los Latín Grammy y para cerrar el mes con broche de oro, regresé a Santiago de Chile un lugar que se ha vuelto muy especial para mí.
Ya para fin de año, mi querido país una vez más me bendice con su cariño y dos privilegios que atesoro, el primero, cantar junto a nuestra “Voz Nacional” Lucecita Benítez en el Centro de Bellas Artes. El segundo, cantar nuestro himno La Borinqueña por segunda vez como preámbulo al juego amistoso entre nuestra “Princesa del Deporte” Mónica Puig y la rusa María Sharapova.
Todo esto que les cuento vino acompañado de la bendición de haber sido abuelo por segunda ocasión y la tristeza de despedir a algunos amigos y colegas a quienes voy a echar mucho de menos.
Hoy que voy camino a cerrar el año junto a nuestros hermanos colombianos en la famosa Feria de Cali, donde muchos de nuestros artistas salseros y de reguetón protagonizan junto al talento nacional magnos conciertos durante los últimos días del mes de diciembre, siento la satisfacción del deber cumplido, la nostalgia por los que no están y la energía necesaria para enfrentar el nuevo año.
Mi deseo sincero de que todos ustedes tengan un año nuevo lleno de salud, paz y mucho amor, tres ingredientes fundamentales para la receta de la felicidad. Con positivismo y esperanza, demos la bienvenida a un año que comienza. Y con la frente en alto, demos la despedida a un gran año que se va.
Camínalo Gilberto Santa Rosa