¿Qué significó trabajar con Niche y Guayacán para José Aguirre?

Aunque ha  trabajado de la mano de grandes  músicos, José Aguirre aún se emociona  por cada nueva llamada que recibe desde el otro lado del mundo para un nuevo trabajo.
Así ocurrió con Diego  El Cigala, quien viajó hasta Cali para convocarlo a participar en su nuevo álbum, que será lanzado en octubre en Puerto Rico, y para el cual este músico amante de la trompeta aún se encuentra haciendo arreglos.
Ha sido un año lleno de trabajo. Mejor dicho, las últimas tres décadas de José  Aguire como productor, arreglista, compositor y trompetista,  han estado colmadas de colaboraciones, desde que empezó a escribir su historia musical  a los 18 años,  cuando dejó el Eje Cafetero y se mudó a Cali, la capital de su éxito.
Desde hace tres años le regaló a la ciudad una Big Band con 30 músicos,  un formato pensado para explorar nuevos géneros musicales.
Ha puesto su sello a trabajos de Yuri Buenaventura,  Luis Enrique, La India, Tito Nieves, Mickey Taveras, Mariano Cívico, Bobby Cruz, Fanny Lu, Marc Anthony, Javier Vásquez, Andrés Cepeda y recientemente colaboró con Thalía en un álbum que busca el Grammy.
¿Cómo llegó la salsa a su vida?
A los 15 años empecé a tocar en orquestas en Pereira y me hice amigo de unos salseros que me empezaron a mostrar este mundo, me llevaron a salsotecas, me enseñaron otros ritmos,  al punto que en  1988 me vine a vivir a Cali buscando conocer más del género y buscar a los referentes más importantes para trabajar con ellos. Nunca me volví a ir.
¿Qué significó trabajar con Niche y Guayacán?
Al año de estar en Cali entré a Guayacán donde conocí a Alexis Lozano, que era una de las personas que quería conocer. Fue allí que empecé a viajar por el mundo de concierto en concierto. Fue una experiencia muy enriquecedora que duró dos años.
Luego pase al Grupo Niche por un llamado de Jairo Varela y empecé como arreglista y coproductor del álbum ‘Un alto en el camino’,   también trabajé como trompetista y empecé a dirigir al Grupo en el escenario. Tenía 22 años, hasta ese momento fui el director más joven que había tenido Niche. Fue una época para conocer músicos, festivales y todo lo que la música te puede ofrecer.
¿Cómo recuerda a Jairo Varela?
Como un hombre muy profesional, muy estricto, apasionado por la música y supremamente disciplinado.
¿Por qué cree que las Big Band son un concepto aún muy poco explorado?
Por su formato. El paso del tiempo y la tecnología han afectado la música en vivo, reemplazando a los artistas por máquinas, lo cual es más cómodo y más económico para mucha gente. Por eso las big band venían casi desapareciendo. Hace cuatro años me dí a la tarea de crear una en Cali, donde había algunas propuestas.
Tuvimos la oportunidad de presentarla en la apertura de los Juegos Mundiales en 2013, donde tuvimos una buena acogida. Ya tenemos  tres trabajos diferentes en el mercado y hemos visto que se han formado más big bands en el país, lo cual es bueno porque hace que haya mucha calidad y variedad. Alguien me dijo hace poco  que por qué no creábamos un festival y me resulto muy interesante trabajar en ello.
Próximamente estará en Ajazzgo, ¿qué se puede esperar?
Me dieron la oportunidad de presentar la Cali Big Band, tocando  esta vez jazz. Somos un concepto que hemos  hecho diferentes cosas y en esta oportunidad vamos a presentar varias obras propias  escritas por mí, y algunos arreglos que me han obsequiado  algunos referentes importantes del jazz como el maestro Juan Vicente Sambrano y tenemos como invitado a Samuel Torres, percusionista muy famoso en Estados Unidos.
¿Cree que la música es un instrumento de paz?
Es uno de los instrumentos de paz más importantes que hay porque quien empuña un instrumento jamás le hará mal a otro. El alma de un músico es un alma pura, un alma sana. Un niño encaminado hacia la música es un  niño que le dirá no a la guerra, a las pandillas.
¿Cómo llegó la colaboración con  El Cigala?
Él es un fenómeno. Nunca fui su amigo, seguía su música y lo veía muy   lejos. Cuando hizo el trabajo con Bebo Valdés, me pareció un regalo tremendo para la música.
Por esas cosas de la vida él me busca para hacer su nuevo trabajo discográfico, en el cual quiso crear un puente de fraternidad entre la salsa y el flamenco, buscando a los mejores representantes de ambos géneros. Hicimos  un disco que se grabó entre Nueva York, Puerto Rico, Cuba, Madrid y Cali.
En vista de esta invitación hice un trabajo en el  que apreté todas las tuercas y tornillos para que fuera interesante e incluí a la  gente de la Big Band. El álbum viene acompañado de un documental, en el que se muestra qué es lo que pasa con la salsa aquí y en otros lugares.
 El lanzamiento es en Puerto Rico, con músicos muy importantes en la escena salsera y estoy convocado como el director de la orquesta.
¿Qué le dejó trabajar con él?
La admiración y respeto que tengo por su música y su carrera es inmensa, así que su llamado lo tomé como un premio. Desde el día que llegó y escuchó en lo que estábamos trabajando, se mostró muy contento con lo que le ofrecíamos. Con El Cigala pasa algo, que sucede con los grandes artistas, canta algo y le pides que lo vuelva a hacer y nunca se repite, hace algo mucho mejor. Luego le pides que lo repita y vuelve y te sorprende, así que vives en un éxtasis permanente.
¿En que va su trabajo con Yuri Buenaventura?
Hemos hecho una vida juntos en la música. Llevamos seis discos, hemos grabado en todo el mundo. Han sido experiencias muy enriquecedoras, él es un hombre que respira música.
Lo más reciente que hemos hecho es el álbum ‘Paroles’, un homenaje a la música francesa, en versión latina, con  mambo, cha cha chá, boleros y salsa.  Ese disco está teniendo muy buena acogida porque los franceses lo tomaron como un regalo, ellos son muy románticos, muy dados a querer y con toda la situación de terrorismo que han vivido, llegó en el momento correcto.
¿Es verdad que el público de Cali es diferente al del resto del mundo?
Sí. Cali tiene una calidez impresionante. La gente en otros lugares tiene una forma de recibir un concierto más calmada, mientras que aquí se siente la música y sabe lo que se  escucha, están conectados con lo que se está haciendo en el escenario.
Juliana Londoño

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