Galy Galiano, con sus ancestros italianos, dista mucho ser un adonis, pero ahora será el galán de una telenovela. O por lo menos inspiró una basada en su vida y obra, que lleva el nombre de su libro autobiográfico ‘Todo es prestao’.
El intérprete de éxitos como ‘Frío de ausencia’, ‘Y me bebí tu recuerdo’, ‘La cita’, ‘Amor de primavera’, ‘Dos corazones’, ‘Amor sin alma’, no tendrá más ‘Miedo del olvido’, pues su historia será contada en la producción de RCN TV.
Allí muchos conocerán a través del actor caleño Brian Moreno, al cantautor que convirtió en éxitos, en los años 80 y 90, desde baladas, chucuchucu, rock and roll, música popular y rancheras hasta salsa. No en vano su representante, Jésus Vides, lo define como “un camaleón” por su versatilidad.
Para sorpresa del propio Galy, fue el primer artista colombiano en aparecer en la lista Billboard con tres canciones: ‘Espérame’, ‘Frío de ausencia’ y ‘Escríbeme’. Y en el
Madison Square Garden se presentó junto al Gran Combo de Puerto Rico cuando el disco ‘Sólo Salsa’ (1992) que incluía ‘La cita’, vendió un millón de copias en Nueva York.
La historia, próxima a salir en televisión, contará que Carmelo Galeano Cotes nació el 10 de febrero de 1958 en Chiriguaná, Cesar. Que su abuelo, un boticario italiano, llegó a esa población vendiendo baratijas y ungüentos, y la encontró tan exótica que se quedó allí con sus siete hijos, una familia mitad guajira, mitad italiana, de la cual Galy es el mayor y el famoso.
“Nosotros venimos de la nada, pero el que nace de policía, del cielo le cae el bolillo”, dice su hermano Orlando Galeano, refiriéndose al autor de ‘Me bebí tu recuerdo’, que no toma licor y que, por culpa de un ‘Amor de primavera’, casi pierde a su esposa.
¿Cómo fue la infancia de Galy Galiano, entre el fútbol, el campo y el colegio?
Mi mamá tuvo una tierra cerca a la estación de Chiriguaná, que quedaba a unos cuatro kilómetros de la ciudad. Vivíamos en la finca Barahona, yo me iba en ‘cicla’ hasta el colegio. Mi mamá criaba pollos y gallinas y yo vendía los huevos, cocidos, a los pasajeros que iban en el tren. Mi papá trabajaba en Ecopetrol en Barrancabermeja, iba y venía. Fue una infancia muy bonita, me gustaba esa finca, al lado pasaba una quebrada cristalina. Eso me marcó.
¿Qué faceta suya es aún desconocida?
Pinto al óleo y he estado escribiendo el libro ‘Todo es prestao’, con mis vivencias, anécdotas e historias y que pienso sacarlo ahora que se presente la serie. Antes escribí la novela ‘La mariposa azul’, una historia de amor de 1920, que también publicaré. Esa era una faceta mía que no conocía, la de escribir e inventarme historias.
¿Qué le gustaba hacer siendo niño?
Chiriguaná no es como la ciudad que hay cine o discotecas, uno tenía que inventarse maneras de pasar el rato. Tenía muchos amigos e hicimos un grupo, ‘Diamantes del Cesar’. Escribir canciones era un juego, las hacía porque los amigos me las pedían para sus novias.
¿Y cómo surgió la idea del grupo?
A raíz de que fabrico un bajo y andaba para todos lados con este. Con otros amigos buscábamos piezas para crear más instrumentos, éramos una recocha y con todo y eso nos salían toques en pueblos cercanos.
¿Cómo crea a los 12 años un bajo?
Un día me fui a un pueblo cercano con la idea de construir un bajo, compré un tablón de cedro, lo dibujé, lo corté y lo armé. Me ilusionaba ver cómo sonaba, después vino la parte difícil, ejecutarlo. La fortaleza de la serie y de mi vida es esa, la del soñador que no precisa cómo es el nivel de su sueño para lograr las cosas, estas se van dando. Yo aparecí en la revista Billboard y ni sabía qué era eso. Vine a saber que mis canciones estuvieron en primer lugar allí cinco años después, suena surreal, pero así fue. En mi primer viaje a Guatemala todos sabían que me llamaba Galy Galiano menos yo; me di cuenta al ver en el aeropuerto a una muchacha con un cartel que decía: “Bienvenido Galy Galiano”.
¿Cómo es que fue el último en enterarse de su nombre artístico?
Una vez estaba yo sentado con el productor cubano Ricardo Acosta, en Bogotá, él sacó una hoja y escribió varios nombres, me dijo que me estaba buscando uno artístico. Le comenté que en el cuaderno en el que escribo mis canciones firmaba ‘Galia’, por Galiano. Escribió: ‘Galy Galiano’, pero no dijo nada. Cuando llegué de gira a Guatemala no sabía que ya ese era mi nombre oficial.
¿Es cierto que en un comienzo querían que cantara vallenatos?
El productor cubano Ricardo Acosta le llevó una cinta con música mía al gerente de la compañía de discos para que la escuchara. Pero este se paró enérgico, le dio stop a la máquina de carretes y armó un escándalo, creía que, yo por ser costeño, cantaba vallenatos y se encontró con baladas. Y archivó la cinta, luego un centroamericano se la llevó a Guatemala y a México y fue un éxito.
¿Al enterarse usted de que estaba en Billboard, cómo reaccionó?
Un día llegué a la compañía y me sacaron un afiche donde estaba en esos listados con canciones mías que estaban sonando en el mercado latino. Decía que era el artista que más discos vendía. Pensé que era bueno, pero no dimensionaba qué tan bueno era.
¿Es cierto que no la va con el licor?
He sido sano en ese aspecto, no lo preciso, me gustan más las mujeres.
¿Entonces su pasión son las mujeres?
Necesito mis musas para escribir. Necesitas esa parte sensible de querer escudriñar dentro de una mujer para saber qué tiene ella que yo necesite, eso es causal de constantes enamoramientos.
¿Es verdad que un seguidor suyo lo obligó a besar a la esposa de él?
Sí, un día un tipo me dice que le dé un beso a su esposa, se lo doy en la mejilla, insiste en que sea en la boca. No sé qué beneficio sacaba él, pero a mí me gustan las mujeres y ¡tocó!
¿Qué tal es usted para la actuación?
En ‘Pedro, el escamoso’ y en ‘Los Reyes’ me llamaron para hacer de mí mismo. Me invitan para darle alguna relevancia a la novela, pero es todo. No soy actor.
Anderson Zapata e Isabel Peláez