Aunque desde mediados de 1990 Herman Olivera interpreta los éxitos que Ismael Quintana popularizó hace casi medio siglo con Eddie Palmieri, el relevo generacional se oficializó en 2002 con el lanzamiento de “La Perfecta II”.
Palmieri lo bautizó con el apelativo “Sonero del Siglo XXI” y en la producción conmemorativa del 40 aniversario de La Perfecta le encomendó la interpretación de nuevas versiones de “El molestoso”, “Tirándote flores”, “Cuídate compay”, “Tu tu ta ta” y “Ay que rico”.
Herman continuó el cultivo del legado de Ismael en el cedé “Ritmo caliente” con su acercamiento a “Lázaro y su micrófono” y “Sujétate la lengua”. Incluso, en el devedé del concierto del 50 aniversario, distribuido en 2012, canta “Pa’ la ocha tambó”, “Muñeca”, “Óyelo que te conviene”, “Azúcar pa’ ti” y “Vámonos pa’l monte”.
Ciertamente, Eddie Palmieri planificó muy bien la transición de Ismael Quintana hacia Herman Olivera, quien se esmera cada día por honrar la herencia del sonero y bolerista fallecido el pasado domingo en Denver, Colorado.
“Primero que nada, es una gran responsabilidad y reto. Fue un desafío grabar ‘La Perfecta II’ y ‘Ritmo caliente’. Se me hizo muy difícil porque Ismael puso ese sello y cantó esas canciones con altura. Puso la barra tan y tan alta que no ha nacido ni nacerá un cantante que pueda duplicar y superar eso. Al Eddie entregarme esos temas, llegué hasta a dudar de mi capacidad como cantante y vocalista. Me tomó tiempo ensayar, pero Eddie me dio la confianza para que le pusiera mi sello, sabor y espíritu. Así salimos adelante. Grabé, pero siempre con Ismael presente como referencia. Siempre he sido y seré un fiel admirador de Ismael, que conocí como artista y persona. Él siempre será la voz original de La Perfecta”, dijo Herman Olivera desde Nueva Jersey en declaraciones exclusivas para la Fundación Nacional para la Cultura Popular.
Además, Herman destacó en la entrevista que Ismael fue un maestro de quien aprendió el arte del maraqueo. “Aprendí la humildad y aprendí a tocar maracas, viéndolo a él y a Pete El Conde, que para mí eran los maraqueros más bravos de esa época”.
Mientras el mundo salsero se despide de Ismael, Herman también reconoce que fue su mentor en términos de la proyección escénica y la elegancia en tarima.
“Me gustaba su plante, su forma, como él se paraba frente al micrófono y su estilo elegante al cantar y bailar, bien nítido, sano y transparente”, afirmó Herman, quien estuvo muy cerca de Ismael en la década del 90 cuando Johnny Pacheco organizó la banda “Pacheco y sus Estrellas”.
“Viajamos a Venezuela, hicimos par de conciertos en Nueva York y fuimos a Santo Domingo. Ismael estuvo presente en esos conciertos. Tú podías tocar la puerta de su habitación en el hotel y lo encontrabas sentado conversando con Adalberto Santiago. Ismael siempre me cuidaba. Yo le decía el Tío Ismael. Cuando se mudó para Colorado, no lo vi muy a menudo. Hace unos meses lo llamé cuando el maestro Palmieri me dijo que estaba muy enfermo”.
Herman Olivera siempre interpretará la obra de Ismael Quintana como una manera de promover su legado para el provecho de las nuevas generaciones de salseros.
“Él era muy callado, pero su ejemplo personal, su sencillez y humildad me impactaron. Eso lo aprendí observándolo. Siempre lo tendré presente”, concluyó el Sonero del Siglo XXI.
Fundación Nacional para la Cultura Popular