De ensueño El Gran Combo

Nunca se bailó en el Choliseo como anoche, durante la celebración del concierto “This is it!” (“Eso es todo”) de El Gran Combo de Puerto Rico.

India unió su voz a las de Anthony García, Jerry Rivas y Papo Rosario en “Un verano en Nueva York”. (Foto Gianfranco Gaglione / Captiva Digital Media)

El título de la producción de José Rafael Dueño y Rafo Muñiz quizás entraña el entrelínea de una despedida… Y aunque don Rafael Ithier tendría 95 años cuando corresponda celebrar el 60 aniversario de El Gran Combo, lo relevante es el impacto del espectáculo que movilizó a la entusiasta grey que abarrotó el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot.

Fanaticada que, dejando a un lado la lucha de clases y las discrepancias ideológicas que polarizan a sectores de la sociedad, durante poco más de tres horas tarareó y bailó los éxitos de la legendaria orquesta conocida como la Universidad de la Salsa.

Anoche, a pesar del alto volumen y las dificultades en la mezcla de algunos de instrumentos, El Gran Combo dictó cátedra de lo que es tocar sabroso para el bailador.

La producción, simple y llanamente, fue espectacular. Los adelantos digitales en la tecnología de iluminación fueron capitalizados al máximo.

Los recursos audiovisuales también. Los testimonios de los músicos; la analogía de la popularidad y longevidad de El Gran Combo con la conquista del Universo; los dibujos animados inspirados con humor en su experiencia en una gira internacional; las coreografías de Tito Ortos y el desfile de animadores invitados, como la ex estrella de las Grandes Ligas, Carlos Delgado; el veterano locutor Alfred D. Herger; el ex campeón mundial de boxeo Félix ‘Tito” Trinidad, la ex Miss Universo, Denisse Quiñones; el productor Luisito Vigoreaux y el ex Menudo, Johnny Lozada, impartieron dinamismo e ingenio a una producción que descansó en un libreto articulado e hilvanado con coherencia, cuyo objetivo fue resaltar la brillante trayectoria de Los Mulatos del Sabor.

La participación de Gilbertito con Los Mulatos del Sabor marcó uno de los puntos culminantes del concierto. (Foto Gianfranco Gaglione / Captiva Digital Media)

Musicalmente, el repertorio fue bastante parecido al del concierto del 40 aniversario, celebrado el 27 y 28 de abril en el Coliseo Rubén Rodríguez de Bayamón. Entonces, la producción de Tony Mojena fue documentada en un compacto doble que, 15 años después, es considerado uno de los clásicos discográficos de la salsa en vivo.

En “This is it!” fue evidente que El Gran Combo es Pueblo. Ithier y Los Mulatos del Sabor lograron lo que no ha sido posible para los políticos: unir a un país polarizado en una de sus peores encrucijadas sociopolíticas de su historia reciente.

El Gran Combo, fenómeno producto de la exposición de su talento en la radio y la televisión de la década de 1960 y 1970, es la representación perfecta de la personalidad afrocaribeña. Es alegría, fatiga, lucha y optimismo. Pero también es eco de contradicciones y convencionalismos culturales, como el aspecto del machismo latente en canciones que promueven la intolerancia y violencia de género [“Se me fue” (“deja ese diablo por allá/que nunca regrese”) y “Así son” (“así son/así son las mujeres/así son/así son cuando se quieren”)].

Aunque se grabaron y en su momento se convirtieron en éxitos, necesariamente no se tienen que interpretar en tiempos en que se promueve el respeto a la mujer como ser, a quien se le deben garantizar los mismos derechos del hombre en una sociedad que aun es machista y patriarcal.

De hecho, el popurrí titulado “Medley a la mujer” es recordado como uno de los grandes aciertos del concierto del 40 aniversario de 2002 porque exalta al sexo femenino mediante las canciones “Nido de amor”, “Ámame”, “Mujer boricua”, “Compañera mía” y “La reina” [incluida anoche al final], interpretadas entonces por Jerry Rivas y Charlie Aponte, cuya ausencia de seguro no pocos sintieron anoche y no es de extrañar pues durante 42 años fue parte fundamental de la historia de cinco décadas y media celebradas anoche.

Mas, la verdad es que Jerry, Papo Rosario y el joven Anthony García se entregaron en cada interpretación. Jerry, aunque un poco afónico [y no es para menos porque el País lleva dos semanas cubierto por una nube de polvo del Sahara] improvisó a sus anchas en “Aniversario”, “Ojos chinos”, “Sube, nene, sube”; “La muerte” y “Ponme el alcoholado, Juana” que transportaron a muchos a la década de 1970, que incluso fue evocada con la participación de Roberto Roena en rutinas de baile.

Don Rafael Ithier toco los clásicos “Acángana”, “Julia” y “La loma del tamarindo”. (Foto Gianfranco Gaglione / Captiva Digital Media)

Anthony, por su parte, es un gran improvisador y un cantante de un registro poderoso, pero en sus soneos aun le resta superar las repeticiones de la misma entonación y melodía. El soberano, sin embargo, validó su llegada a El Gran Combo con sus aplausos en “Acángana”, “Julia” y “La loma del tamarindo”, donde don Rafa tocó el piano, articulando la sonoridad distintiva de la orquesta que, desde que Willie Sotelo lo sustituye en las blancas y las negras y en la dirección en las presentaciones en vivo, se ha visto un tanto alterada.

Anoche Papo Rosario, el sustituto de Mike Ramos en las coreografías y coros de El Gran Combo, interpretó “Acángana” y “Carbonerito”.

India, uno de los artistas invitados, apareció junto a Jerry en “Guaguancó de El Gran Combo” y continuó con “Un verano en Nueva York”, en la que desplegó su inalcanzable registro durante la proyección de pietaje del Desfile Puertorriqueño que se dedicó a Los Mulatos, aunque en los soneos no fue muy coherente ni musical, salvando su intervención el novel Anthony García.

En el Choliseo nunca se bailó, repetimos, como anoche. Jerry, a pesar de los quebrantos en su voz, rindió al público a sus pies con “El menú”, “Y no hago más na” y “La fiesta de Pilito” del disco navideño “Nuestra música” de 1985.
Del nuevo cedé “Alunizando”, que justifica el concepto de la apertura, Jerry cantó “Mi Isla”, que en medio de la presente ola migratoria promueve permanecer en el País y trabajar por su reconstrucción, pero la respuesta del auditorio fue conservadora.

Roberto Roena marcó con sus pasos un popurrí de éxitos musicales. (Foto Gianfranco Gaglione / Captiva Digital Media)

El concierto “This Is It!” alcanzó su punto culminante casi a la medianoche, cuando Gilbertito Santa Rosa entró a cantar “Goyito Sabater”, el clásico “Hojas blancas” de Roberto Angleró y “La clave”, deleitando a la concurrencia con su virtuosismo como improvisador.

El cierre con “Timbalero” y la descarga de Cuqui Santos con los juveniles David Antonio Rosado y Francisco ‘Wito’ Morales fue de ensueño.

Ojo: no se debe pasar la página de “This Is It!” Es un concierto que merece reposición en este u otro escenario, incluso digno de otros mercados.

En la historia de El Gran Combo; en el binomio de Pellín & Andy; en el de Charlie & Jerry; en la simpática humildad de Martín Quiñones; en la lealtad de La Bala y en el compromiso del trompetista Víctor “Cano” Rodríguez, fallecido recientemente, palpita el sentimiento de Puerto Rico.

Y en su repertorio, la crónica popular de cinco décadas y media de sabor que han trascendido a los cinco continentes y a prácticamente todas las latitudes del mundo. ¡Eso es todo!

Fundación Nacional para la Cultura Popular

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