De Johnny ‘El Bravo’ se pueden citar innumerables logros, al tratarse de una prolífica carrera musical de 50 años, que va desde su paso por Fania Records con el éxito navideño ‘Yo me tomo el ron’, junto a Don Chuíto de Bayamón; ser representante de artistas como Wilfrido Vargas, Milly, Jocelyn y los Vecinos; y manejar a El Combo del Ayer. Sin embargo, para él su mayor ganancia se fraguó hace 22 años cuando dio el salto a la música secular.
Fue apadrinado por el legendario cantante Tito Rodríguez y cumplió uno de sus sueños a finales de los años 60 al presentarse en los Carnavales de Venezuela junto a Marvin Santiago y Cachete Maldonado. También fue merecedor de decenas de premios y reconocimientos en Puerto Rico y el exterior; y grabó 50 discos, de ellos 32 seculares y 18 cristianos.
Define su medio siglo de trayectoria en ambos ámbitos como experiencias totalmente diferentes.
“En la música popular tuve grandes éxitos, satisfacciones y mucha gente que se identificó con mi música. La diferencia en la música sacra es que Dios me ha permitido llegar a muchas personas por medio del talento que me dio para la plena y que tenían la misma necesidad que tuve de conocer más de Él”, explicó.
Por ello, acostumbra presentar su espectáculo en instituciones penales y centros de rehabilitación “donde la gente disfruta la alegría de esta música, pero con otro propósito de decirles que hay un Dios que transforma, que está esperando que abran su corazón para hacer un cambio radical a lo que hacían y que puedan un día llevar su palabra”.
Si bien hace dos décadas cambió su rumbo, comprendió que mucho antes ese camino se fue forjando sin reconocerlo cuando en 1970 ganó el premio Cordero de Oro, en Puerto Rico, como Orquesta del año con el disco ‘Las leyes del tránsito’, que contenía el tema ‘Oh sagrado corazón de Jesús’.
“No tenía remota idea que dejaría el ambiente popular para trabajar las cosas del Señor y esa canción tenía el estribillo donde mi hermano decía: ‘Johnny El Bravo a todos los cristianos cantará’. Antes de conocer al Señor en 1992, ya me venía hablando por medio de otras personas con ese estribillo. Hasta que un día tuve un encuentro personal con Él”, recordó.
De sus errores del pasado confiesa que nunca volvería a engañar a su esposa, Chary López, con quien lleva 42 años de matrimonio.
“Entendía que en el paquete de la fama iba la infidelidad. Jamás volvería a poner mi mirada en otra mujer que no sea mi señora y agradezco a Dios que me guardó de un mundo de mucha fantasía, en el que creía que todo era permitido porque había alcanzado una posición alta dentro de la farándula. Nunca tuve problemas con drogas ni bebida. Mi matrimonio estuvo a punto de disolverse por el adulterio. Son cosas que en el caminar de Dios veo que no eran necesarias porque era más importante el matrimonio en que Él nos unió”, aseguró.
Al presente, Johnny expresa sentirse lleno con su nueva producción discográfica, titulada ‘Del corazón de Dios al corazón del hombre’, con 35 coros de iglesias pero a son de plena, tales como ‘Yo tengo un gozo en mi alma’.
“Son los coritos que se cantaban en lo años 50 y 60; han sido de gran impacto donde hemos ido”, dijo.
Si bien sus planes son mantenerse en la plena con mensaje cristocéntrico, ha considerado volver a interpretar salsa pero con este mismo fin.
“Hay mucha gente pidiendo que vuelva a la salsa, si está de parte de Dios y llevar su palabra me interesaría hacerlo, pero que fuese algo de trayectoria entre lo que hice hasta llegar a la música sacra. Siempre con el propósito de que podamos llevar gente que se rehúsan ir a iglesias, pero sí van a conciertos de salsa. Pues estoy en todo lo que sea el propósito de Dios para ganar almas, no para decir que soy cristiano”, puntualizó.
Por Yomaris Rodríguez, EL VOCERO
