La increíble historia de Pete Bonet

Es contable, bartender y cocinero, pero en la década de 1960, en plena explosión latina en Nueva York, el corazón del cantante Pete Bonet estuvo aferrado a la salsa.

Bonet trabajó con Tito Rodríguez en la era gloriosa del Palladium en Nueva York. (colección Pete Bonet)

No ganaba mucho dinero, pero el valor inconmensurable de sus vivencias al lado de las grandes leyendas del Palladium, el Village Gate y El Corso propiciaron la publicación de su libro “Mi Verdadera Historia en la Salsa”, editado por sinpapelysintinta.com.

“El dinero era bajito. Ray Barretto pagaba $18, Tito Puente, $25, pero el mejor que pagaba era Tito Rodríguez, que eran $100 diarios en una época en que se trabajaba casi todos los días. Los sábados todos pagaban $50”, recordó Pete Bonet, de 78 años.

Entonces no era fácil ser músico. Durante el día trabajaba como agente de seguros, bartender, contable y cocinero. Incluso, hubo un tiempo en que se retiró de la música para administrar un casino en Hollywood, California.

“Allá fui tres veces con Tito Puente. En la década de 1970, cuando se grabó el disco ‘La Leyenda’, me molesté porque se suponía que Junior Toledo y yo éramos los cantantes de ese disco, pero el trompetista Jimmy Frisaura, que ayudaba a Puente en los asuntos administrativos, al llegar a Nueva York nos dijo que Jerry Masucci deseaba usar a Santitos Colón. Le pregunte: ‘¿cuándo salga el disco quién lo va a cantar?’ Y dijo: ‘ustedes’. Y le dije: ‘me quedo en California”.

De tantas experiencias compartidas al lado de Alfredito Valdés, Ray Barretto, Mongo Santamaría, Louie Ramírez, Tito Rodríguez, Joe Cuba y Tito Puente las que más le enorgullecen musicalmente hablando se relacionan al Rey del Timbal.

El intérprete atesora las experiencias profesionales vividas con Tito Puente. (colección Pete Bonet)

“La lista de los músicos que esperaban que tú te fueras para entrar a la orquesta de Puente era muy larga. Si podías tocar con Puente, podías tocar con todo el mundo porque los arreglos eran increíbles, aunque Tito Rodríguez era más exigente en cuestiones de la puntualidad”.

Pero Rodríguez también se caracterizó por su formalidad y carácter. Durante una gira por Caracas, Venezuela se enteró de que tres músicos planificaban abandonar su orquesta y a su llegada a Nueva York los despidió. “Estaba sentado con él y me dijo que cuando fuéramos a El Corso iba a estrenar tres músicos nuevos”.

En su libro Pete Bonet narra desde que nació en el sector conocido como El Fanguito, en las inmediaciones de La Colectora, en la Parada 23 Abajo en Santurce. Jamás olvidará que gracias a la alcaldesa Felisa Rincón a los ocho años supo lo que era calzar unos zapatos.

“No me olvido de aquel camión lleno de zapatos negros y marrón. Los míos los usé para ir a la escuela. Tengo retratos con Doña Fela. En esa época vendí frutas y fui limpiabotas. Siempre me buscaba un peso. Más adelante pasé el examen de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y terminé traduciendo libros y todo eso”.

A Pete Bonet se le vincula con el Partido Popular Democrático y algunos lo han identificado como un acérrimo militante de la colectividad. Fue ayudante especial del alcalde Héctor Luis Acevedo.

Junto a Elías Lopés, Tite Curet y Pedro Clemente grabó un jingle para la campaña electoral de 1988. (Foto Héctor Gabino / colección Pete Bonet)

“No estaba metido en política. Yo era supervisor de escenografía en Telemundo y me vinieron a buscar para grabar un número para Héctor Luis Acevedo, que corría para alcalde de San Juan. La canción la escribió Tite Curet Alonso. Acepté y Héctor Luis me preguntó cuánto le iba a cobrar. Le dije: ‘nada’. La letra versaba: Héctor Luis, Héctor Luis/tengo un voto para ti/Toda la ciudadanía/de San Juan te quiere a ti. Él me llamó para que hiciera campaña y caminara con él. Cuando ganó subí a la tarima en el Puente Dos Hermanos. Me dijo: ‘ya no tienes que cantar porque ganamos’. Y lo complací cantando el jingle”.

Meses después, según recordó, el gerente general de Telemundo, David Murphy, le dijo que renunciaría porque venderían el canal y tendrían que despedir empleados. “Me fui porque empezaron a botar amigos míos. Iban a despedir a Leslie Colombani y decidí irme. Entonces Héctor Luis me dio trabajo. A partir de ese momento me retiré de la música, aunque siempre me alcanzaba por una cosa u otra”.

Fue tan avasalladora su pasión por la música que en la década de 1990 organizó el ‘big band’ Orquesta Millenium para tocar los números de Tito Puente y Tito Rodríguez.

“El primer set lo comenzaba con “Mama Güela” y el segundo con “El Rey del Timbal” de Tito Puente. Todos esos arreglos los tengo”.

Bonet rememora las experiencias con el maestro Ray Barreto y su Orquesta. (colección Pete Bonet)

Con una memoria privilegiada, Pete reveló que sus experiencias con Alfredito Valdés son inevitables en su libro porque en un baile en el Palladium se le acercó al cantante Alberto, que era su amigo, para decirle que si lo necesitaban lo llamaran porque le gustaba cantar.

“Me llamaron a las dos semanas, el 16 de diciembre. Y ese día yo me casaba. Le pregunté a mi novia si podíamos cancelar la boda. Me dijo que si no me casaba no me veía más. Hoy llevo 54 años casado con Margarita Figueroa Bernard, tenemos cuatro hijos (Peter, Lisa, Ronald y Erick), 10 nietos, cuatro biznietos y contando”, reveló Pete.

De Ray Barretto tampoco olvida cuando viajaron a Hollywood, California, en la época en que “El watusi” estaba pegado. “Ya yo estaba con Mongo Santamaría. Yo enseñé a La Lupe a cantar en inglés, con “Besito pa’ ti”. Hablé con Mongo y me dio la oportunidad porque pensaba cambiar al grupo a un combo de jazz. Wito Kortrich grabó “El watusi”, pero se fue de la orquesta antes de que salió el disco. Cuando lo lanzaron el cantante era yo y lo canté en el mundo entero”.

Otra anécdota inolvidable se relaciona a la tarde de un miércoles en que Tito Rodríguez lo llamó para preguntarle si deseaba ser corista de su orquesta.

Eln las presentaciones de Barreto, Pete se convirtió en intérprete de “El watusi”, tema que en 1963 ganó acceso a las listas de éxitos de la revista estadounidense Billboard. (colección Pete Bonet)

“Ensayamos jueves y el viernes ya estábamos tocando. Debo decir que Tito nunca habló de su enfermedad. Él no iba quejarse. El día del Madison Square Garden fue que se quejó, que casi no sale a cantar. Se tomó unas píldoras y cantó como nunca”.

Fue en el Madison Square Garden, la noche del 2 de febrero de 1973, que Tito prácticamente se despidió. De allí salió para el hospital y semanas después, el 28 de febrero, falleció doblegado por la leucemia.

“Aquella noche se despidió, estaba muy mal. Semanas después hubo un compromiso en Queens, Nueva York. Me envió con la orquesta para que cantara y compartiera un mensaje con el público. El promotor no quería aceptar porque el sitio estaba lleno. Lo convencí. Anunció: ‘con ustedes Tito Rodríguez y su Orquesta’. Salí y hubo un silencio total. Dije que Tito no se encontraba porque estaba grave en el hospital y que su mensaje era que deseaba que no se olvidaran de él ni de su música. Se les dijo que se les devolvería el dinero, que eran $15. Pero nadie se fue. Y esa noche yo canté por Tito Rodríguez ‘Mama Güela’, ‘A los muchachos de Belén’, ‘El sabio’, ‘Inolvidable’, ‘Cuándo, cuándo’; ‘El que se fue’, ‘Cara de payaso’ y otras. Ese fue el más grande regalo que recibí de Tito Rodríguez. Todavía tiemblo cuando pienso en eso”.

El resto de la apasionante e increíble historia de Pete Bonet se recrea en el libro de un centenar de páginas, que incluye fotos históricas.

El álbum “Pete & Louie” enfrentó problemas de promoción.

“The Odds Are On” fue una de sus grabaciones discográficas.

“No grabé mucho. Hice siete discos con Barretto. En la Fania tuvimos problemas con Pacheco, que detuvo la promoción de mi disco con Louie Ramírez, que salió titulado como ‘Pete & Louie’. Fania lo lanzó, pero sin los nombres de Pacheco y Jerry Masucci”.

El libro “Mi Verdadera Historia en la Salsa” será presentado mañana sábado a las 7:00 p.m. en la Fundación Nacional para la Cultura Popular en el Viejo San Juan.

“Esta es mi vida. Es un logro muy grande para mí porque uno se puede superar, no importa donde uno nazca. Me puse zapatos a los ocho años y pude visitar el mundo entero”, concluyó el cantante y bailarín que puso a bailar salsa al cantante James Brown y a la hija de Lucille Ball.

Fundación Nacional para la Cultura Popular

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