Cumple con Luguito

Poseedor de una carrera musical exitosa, el pianista, arreglista y compositor José ‘Leni’ Prieto, es merecedor de un espacio importante dentro del pentagrama de la salsa.

Sus arreglos, letras y sabor, conquistan fácilmente a los amantes del género. Su sazón es puro y original, con un sello inquebrantable. Durante los días de enfermedad del también pianista José Lugo, fundador de la orquesta Guasábara fallecido hace unas semanas, este sostuvo una conversación con Prieto.

“Antes de Luguito (José Lugo) fallecer, lo visité y hablamos… me pidió que lo ayudara con la orquesta. Le dije rápido que sí, que contara conmigo. Lo que no esperábamos era su fallecimiento. Había la esperanza de que se recuperara, pero no fue así. Teníamos una amistad y hermandad de muchos años, cuando tocamos con Gilberto Santa Rosa, unos 15 años”, narró Prieto de manera pausada.

“Compartimos en muchos viajes, él como tecladista y yo tocando el piano. Era una bonita y excelente amistad. Además, existía admiración y respeto mutuo. Ahora, estoy como pianista de Guasábara y es un trabajo bien grande porque Lugo era un gran pianista, eje central y protagónico del grupo”, afirmó.

La primera presentación de Guasábara sin Lugo fue en las Fiestas de Hatillo; y allí estuvo presente Prieto para tocar las blancas y las negras. Chocaron los sentimientos de la tristeza ante su ausencia.

“Todos teníamos un taco en la garganta porque era la primera vez que Guasábara tocaba sin su fundador. Él es el pilar y creador de ese grupo. También se mezcló el sentimiento de que nos hace mucha falta; no solo a Guasábara, sino en el ambiente de la música. Todo salió muy bien. Todos los músicos son excelentes y pudimos cumplir nuestro cometido”, apuntó.

Prieto destacó que Guasábara es un grupo interesante, de dinamismos en la percusión y, además, tiene detalles de la timba cubana. Pero, sobre todo, una frescura armónica, que Lugo había estudiado mucho del jazz y de la composición formal.                                 

“Aunque se toquen melodías más tradicionales, se acompañan con acordes modernos, sonidos de teclados ‘vintage’ y fraseos del blues o del pop y con frecuencia giros inesperados, cosas que sorprenden al oyente. Ya Lugo había comenzado estas cosas con Gilbertito. Si algo caracterizó a Luguito era eso… un empeño constante en hacer cosas diferentes, llamativas, a veces tan diferentes que de primera impresión chocaban”, dijo el pianista, quien se siente muy a gusto con Guasábara.

Actualmente, Prieto colaboró con Rafael Ithier y el Gran Combo en su nueva producción discográfica.

“Hacía varios años que no estaba ejerciendo como arreglista, porque es un trabajo que consume mucha energía; además, tengo un trabajo regular de oficina que me demanda tiempo. El último arreglo que había hecho fue para Perignon, hace como cuatro años. Pero recientemente compuse para Ithier y me pidió que las arreglara. Le dije que ya no estaba arreglando e insistió. ¿Quién le va decir que no a Rafa Ithier? Humildemente acepté el mandato y para adelante. En una de las canciones le pedí a Eric Figueroa que hiciera el arreglo en la parte de los vientos y colaboramos los dos”, señaló.

Al igual, que Figueroa y otros pianistas, Leni, quien cantaba desde los cinco años y se enamoró del piano a los 10, pasó por la enseñanza de la profesora Josefina Pena Luña, para su preparación camino al Conservatorio. La habilidad por el instrumento lo llevó a realizar su primer arreglo a los 16 años.

Toca de manera ocasional con La Sonora Ponceña, ayudando a Papo Lucca a tomar descanso y cuando el gigante del sur tiene algún compromiso fuera de la orquesta. Además, participa con el excelente grupo de fusión de plena con jazz, Viento de Agua, donde Tito Matos, Ricardo Pons y Javier Curet ponen a gozar la plena y ritmos autóctonos, con creatividad y elegancia. Muestra de su participación con el grupo es la producción ‘Opus lV’, un disco fuera de serie.

“A veces trabajo con Cucco Peña, que me llama para espectáculos o realizar grabaciones de anuncios. El trabajo en estudio de grabación me fascina. Me encanta grabar”, dijo el compositor que legó éxitos para Santa Rosa, Alex D’ Castro, Orquesta La Luz, Andy y Atabal, Ismael Miranda, Guasábara, El Gran Combo y Pedro Brull, por mencionar algunos.

Con un padre trovador y la inquietud musical corriendo por las venas, a los 14 años cantaba en un coro en la escuela; y recibió la primera encomienda de aprenderse un tema de Willie Colón, en la onda de jazz latino; lo demás es historia.

“Dos años después me reclutó Roberto Angleró… fue una escuela para mí. La experiencia fue fantástica… escuché muchas de sus composiciones antes que se las grabaran, como ‘La boda de ella’, ‘La soledad’ y otras. Las escuchaba en su carro. Fue algo tremendo. Influyó tanto que cuando escribo trato de guiarme por ese sentido de inspiración, de que la canción sea sencilla, pura, no rebuscada, lo que caracteriza a Roberto, que salga del alma”, explicó.

En 1996, comenzó a formar parte de la Orquesta de Santa Rosa, en donde conoció a Lugo, quien era el productor de los discos, tocaba los teclados y el piano cuando Leni no podía.

“El acuerdo fue que no tocaría en todos los compromisos de la orquesta, cuando no podía ir, Lugo tocaría el piano. En las grabaciones, Luguito lo hacía todo. Nuestra química fue buena y nos acoplamos rápido. En la tarima la formábamos, él en el teclado y yo en el piano”, recordó el arreglista del éxito de Gilbertito ‘No quiero na regalao’.

Entre sus otras aportaciones figuran ‘Tranquila’ en la producción de Javier Fernández y su Big Band; ‘El tigre y el alacrán’ en el disco de Ismael Miranda ‘Son 45’; la participación en lo que es, hasta ahora, la última grabación del flautista Johnny Pacheco ‘Entre amigos’; y la dirección y arreglos junto a Luis García en la clásica producción de Rafael Cortijo, ‘El sueño del maestro’.

VICENTE TOLEDO ROHENA

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