Hasta luego al maestro Piro Mantilla

En el muro de su hija Blanca hay un crespón que anuncia que los salseros del mundo estamos de luto.

El cantante puertorriqueño Piro Mantilla en foto de Kuri Díaz en 1977. (archivo Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Y no hay duda que sí porque murió su padre Piro Mantilla, el primer cantante del Apollo Sound de Roberto Roena y el intérprete de los éxitos, a juicio de este periodista, más populares de esta agrupación.

Nadie ha interpretado como Piro el bolero “Soñando con Puerto Rico” de Bobby Capó, estampado en el primer álbum de la orquesta para el sello Fania Internacional, editado en 1969.

Cuando el Apollo celebró su vigésimo quinto aniversario en la Sala de Festivales Antonio Paoli del Centro de Bellas Artes, Piro -avasallado por la emoción- declamó parte de su letra mientras el público que desbordó el recinto le reciprocaba con un estremecedor aplauso.

Eso se puede apreciar en el cedé y devedé “Roberto Roena y su Apollo Sound En vivo desde Bellas Artes”, distribuido por el sello Musical Productions del fenecido Tony Moreno.

Quien firma esta nota póstuma estuvo allí cubriendo para un diario de circulación general y puede dar fe de que Piro fue el cantante más aplaudido del inolvidable espectáculo producido a mediados de la década de 1990 por José Rafael Dueño.

El año pasado, en una entrevista a Roberto Roena, el bongocero, bailarín y director de orquesta reconoció que Piro fue fundamental en el éxito del Apollo Sound, con la salvedad -en una nota al calce de este redactor- de que el primer disco de Roena tras su salida de El Gran Combo fue con Los Megatones y el cantante fue el panameño Camilo Azuquita.

Mantilla, tercero en primera fila, celebrando junto a Roberto Roena y su Apollo Sound el premio como Mejor Orquesta de Salsa. (archivo Fundación Nacional para la Cultura Popular)

“Parte del éxito del Apollo fue el sonero Piro Mantilla, que cantaba y tocaba congas con un trío en el Black Angus en Miramar. Era un cantante diferente. Lo invité para la orquesta y aceptó. Yo no quise estar robándole músicos ni cantantes a nadie. Por eso Piro entró”, recordó Roena al aludir al sonero que popularizó “Tú loco, loco, y yo tranquilo”, “Mandingoré”, “El traqueteo”, “Chotorro”, “Te lo voy a jurar”, “El sordo”, “El escapulario” y el bolero “Soñando con Puerto Rico”, que aparece -como confirmación del impacto de su paso por esta banda- en la recopilación “Pa’ fuera” de 1972.

Siempre me pregunté por qué Piro, tras popularizar éxitos que casi medio siglo después el pueblo le pide a Roena que toque, no formó parte del frente de cantantes de la Fania All Stars y que a su salida de la orquesta en 1971 la compañía no lo retuviera.

A Piro, de 83 años al momento de su deceso por complicaciones relacionadas a una enfermedad pulmonar y a un paro cardiaco, le sobraba originalidad, autenticidad y conocimiento del difícil arte del soneo o la improvisación salsosa. No se parecía a nadie, en una época en que la referencia eran cubanos como Beny Moré, Miguelito Cuní y otros.

Pero a su salida del Apollo Piro Mantilla fue firmado por la Velvet, discográfica con sede en Venezuela y una sucursal acá, desde donde proyectó su carrera como solista hacia Colombia, Panamá, Perú y otros países.

Piro Mantilla y su Conjunto se establecieron con álbumes como “Mala cara” y “Como es”, entre otros.

En 1969 la voz de Piro Mantilla encumbró al Apollo Sound con el hoy clásico “Soñando con Puerto Rico”. (archivo Fundación Nacional para la Cultura Popular)

El año pasado, me contó Javier Santiago, director de la Fundación Nacional para la Cultura Popular, que varios de sus nietos asistieron al retro pulga salsero buscando parte de sus primeros discos como solista. Y encontraron en el formato de vinilo elepés con éxitos como “El buen borincano”, “Pequeña gitana” y otros.

Piro fue tan exitoso en su etapa posterior a su salida del Apollo que lo recuerdo amenizando una fiesta patronal en mi pueblo Río Grande, con la plaza tepe a tepe. Piro alternó con la Sonora Ponceña en las fiestas de 1977 y jamás olvidaré la escena de su firma de autógrafos y saludos a sus fans, mientras caminaba entre el público en una plaza en la que no cabía un alma.

Aquella noche los locutores y maestros de ceremonia Chilo Torres y Papuso Estrada se desbordaron en elogios hacia su persona. Y sepan que cantó “Soñando con Puerto Rico” y “El escapulario”, éxitos que nadie interpretó como él en el Apollo Sound.

Piro, quien también grabó con Cuchón y en la década de los 80 se reencontró con Roena y el Apollo Sound, grabando un álbum junto a otros cantantes pero sin mayor trascendencia, cantaba cuando su salud se lo permitía.

Mas se debe documentar en este In Memoriam que, tristemente, fue subestimado por sectores de la industria, que con mezquindad, pretendían vender homenajes y bailes sin los contratos y la remuneración correspondientes.

Su hija Blanca Mantilla, portavoz del grupo Leyendas de la Salsa, denunció en Facebook uno de sus sinsabores con los promotores que se dedicaron a explotar el nombre de Piro.

Aquí parte del texto:

Alfred D. Herger le produjo en 1977 el álbum “Piro Mantilla… como es” para el sello Flamboyán. (archivo Fundación Nacional para la Cultura Popular)

“Hoy quiero comunicarles el porqué mi papá, el maestro Piro Mantilla, quien fue el primer cantante del Apollo Sound, no podrá ir a participar en el merecido homenaje que le van a celebrar al maestro Roena, por sus 60 años de carrera artística, el 25 de octubre. Por motivos fuera de mi voluntad y por no haberse tratado con el debido respeto, y atención. Pues a él no se le invitó formalmente, y no va a estar en el homenaje. Yo estaba en espera de una llamada que nunca se dio. Nunca se me llamó ni tan siquiera, con ese detalle. […] Como a mi padre no le van a dar su lugar, ni en la promoción, ni tampoco en el show, como se debe; entonces no puede ir a sentarse en una sillita, porque él es un cantante de primera; no un espectador más”, publicó Blanca al recordar que Piro era una persona de la edad dorada que ya no estaba tan activa como antes.

Ayer, en su muro en Facebook, solicitó la cooperación del pueblo salsero para despedir a su padre como merece un artista de tan profundo calado en el gusto popular.

Se desconoce si sus restos serán trasladados desde la Florida para recibir cristiana sepultura en Puerto Rico.

En la hora de su deceso, sin embargo, su obra lo inmortaliza. Ahora que la diáspora se nutre de los boricuas que se marchan tras la catástrofe del huracán María es innegable que no pocos tararearán estremecidos por la nostalgia la letra de “Soñando con Puerto Rico”

Fundación Nacional para la Cultura Popular

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