“Ray Barretto, fuerza gigante”

Raymond Barretto Pagán fue un percusionista newyorican con una inmensa trayectoria que abarcó toda una gama de influencias musicales. Por más de 30 años fue miembro de las famosas Estrellas del sello Fania. Curiosamente, la incursión de Barretto en la música salsa se dio a partir del jazz, lo que marcó una notable diferencia con la mayoría de los percusionistas de la época.

Fueron cinco años de rigurosa documentación los que dedicó el investigador musical y radiodifusor colombiano Robert Téllez Moreno para concluir el libro Ray Barretto, Fuerza Gigante.

Afirma el autor:

“Me di cuenta que, siendo una figura tan destacada, nadie se había ocupado de escribir sobre Barretto. Fui a mi archivo y encontré entrevistas realizadas en distintas épocas con músicos y cantantes que tuvieron el privilegio de trabajar con Ray; entonces me propuse ubicar al resto de personajes para tener una visión más clara de lo que fueron los distintos periodos de la Orquesta del llamado ‘Manos Duras’”.

Artistas como: Orestes Vilató, Adalberto Santiago, Tito Allen, Rubén Blades, Jimmie Delgado, Ralph Irizarry, Ángel Fernández, Tony Fuentes, Edy Martínez, Sal Cuevas, Luis Perico Ortíz, Papo Lucca, Cali Alemán, entre otros; ayudaron a construir la historia de Ray Barretto, mediante los testimonios entregados al autor.

En diferentes capítulos en el libro se destaca la influencia de la música cubana en la carrera de Manos Duras:

“[…] el momento clave para el posterior desarrollo de la carrera musical de Ray Barretto llegó tras escuchar la percusión del cubano Luciano Chano Pozo en el clásico tema «Manteca», junto a la orquesta del trompetista Dizzy Gillespie. La grabación de esa pieza, pionera de la mezcla del bebop con los sonidos cubanos (de ahí la aparición de la denominación cubop terminó siendo de gran inspiración para que Barretto se decidiera enteramente por la música”.

El álbum Barretto (Fania 486) 1975, abre con un clásico del repertorio cubano, composición del changüisero guantanamero Roberto Baute Sagarra, titulado originalmente «El guararey de Pastora», famoso en su versión de changüí-shake, tras un arreglo que nunca logró deslumbrar al percusionista Elio Revé, cuando un joven llamado Juan Formell fungía como bajista y arreglista de su orquesta.

Por muchos años se aceptó que la mujer que inspiró esta pegajosa tonada era obra del imaginario musical de la Isla. Pero en noviembre de 2003, el periodista Pablo Soroa Fernández, de la Agencia de Información Nacional de Cuba, publicó una entrevista con Pastora Yuani Sayús, la tanta vez citada Pastorita, una morena bailadora, que inspiró la célebre canción.

Allí se reveló que el tresero y compositor Roberto Baute, un negro alto, elegante, que vivía por entonces en el Sigual, una pequeña población de la provincia de Guantánamo, sedujo en un baile a Petronila, hija de Pastora Yuani. Desde luego a Pastora no le caía en gracia aquel amorío, no sólo porque el pretendiente le llevaba 20 años a su hija, sino además porque estaba casado.

Ante la fuerte oposición de Pastora y tratando de bajarle el tono a la situación, Baute escribió una simpática letra: “Pastorita tiene guararey conmigo, yo no sé por qué será, yo nunca le he hecho nada, ella es mi amiga del alma y la llevo en el corazón”. Lo que nunca sospechó Baute es que esos versos años más tarde viajarían por toda Cuba gracias a la interpretación de la orquesta Los Van Van, creada por Formell tras su salida del Charangón de Revé, y que incluso llegarían a la ciudad de Nueva York para ser grabados por la orquesta de Ray Barretto a ritmo de salsa, bajo el sencillo título de «Guararé».

En el disco, por error, se le concede el crédito de la composición a George Penco. No sería la primera vez: aunque la canción había sido objeto de litigios, la sentencia 336 del 14 de junio de 1976, emitida por el Tribunal Popular Provincial de Guantánamo, reconoció a Baute Sagarra como su autor, en detrimento de Pedro Speck, a nombre de quien se había acreditado en el Registro de Propiedad Intelectual del Consejo Nacional de Cultura.

«Guararé» sin duda se convirtió en todo un clásico en la voz del boricua Luis Alberto Tito Gómez, quien ya tenía un recorrido junto a La Sonora Ponceña, donde permaneció durante siete años, periodo en el que participó de los álbumes Hacheros pa’ un palo, (1968) Fuego en el 23 (1970), Desde Puerto Rico a Nueva York (1972) y Sabor sureño (1974).

Con su fallecimiento en el año 2013 a los 97 años de edad, Pastora Yuani Sayú ingresó en la historia de la música cubana. Oscar Cuenca Sosa, autor del ensayo Del changüí a la salsa y mucho más, asegura que «El guararey de Pastora» llega al nivel de la huella dejada por «Guantanamera» en el repertorio de la música de Cuba, por la de «Longina» y «Aurora» que estimularon la musa de Manuel Corona, y por la lograda por la «Mercedes» que motivó a Moisés Simons a componer el danzón homónimo.

En otro capítulo dedicado al álbum: Ritmo en el Corazón: Ray Baretto & Celia Cruz (Fania 651) 1988.

Fue precisamente en ese periodo cuando fue grabada la producción Ritmo en el corazón. Ray Barretto y Celia Cruz ya habían trabajado juntos en 1983 en el álbum Tremendo trío. El percusionista venía de asumir algunos cambios sonoros y de incluir jóvenes talentos a su orquesta. Celia, por su parte, había culminado su tercera colaboración con Willie Colón titulada The Winners y acababa de grabar la exitosa canción «Vasos vacíos», junto a la banda argentina de rock y ska Fabulosos Cadillacs.

El 21 de febrero de 1990, Barretto se alzó como ganador del Grammy en la categoría de Mejor Álbum Latino Tropical Tradicional; en ceremonia llevada a cabo en el Shrine Auditorium de Los Ángeles, con Ritmo En El Corazón. Curiosamente significó también para Celia el primer galardón recibido por parte de la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación, que entregaba el premio en su 32ª edición.

Refiriéndose al álbum Guajira y Guaguancó. (Tico SLP-1114) 1964. Donde se incluye una versión de Guajira Guantanamera, el autor expone:

“No se sabe con exactitud quién es el compositor de «Guantanamera». Se han realizado numerosas adaptaciones. El cubano José Joseíto Fernández Díaz utilizó la melodía de la canción en su programa de radio para comentar los eventos diarios, modificando la letra en cada ocasión. La canción se convirtió en una manera de comunicar el diario vivir en Cuba. La versión más conocida es la adaptación por Julián Orbón, con los primeros Versos Sencillos del poeta José Martí (1853-1895). Durante la década del 60, Pete Seeger, cantante de folk norteamericano, popularizó”. «Guantanamera» en Estados Unidos y todo el mundo. Años más tarde, Wyclef Jean hizo popular la canción con una versión en su álbum Carnival de 1997. En esta versión, Jean (con Celia Cruz y Lauryn Hill) cambia la letra para darle a la canción relevancia en la época actual.

Armando Nuviola

 

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