Pequeño Johnny, Pequeño johnny, en pura cohesión

 

 

A lo largo de “Music in Me”, el debut discográfico como líder del veterano percusionista boricua “Little Johnny” Rivero, hay no menos de tres ocasiones en que el talentoso Louis Fouché ejecuta un solo de saxofón alto, de puro estilo hard bop, sobre un rico entramado percusivo, de puro estilo latino. Esta combinación no es nada extraordinaria y ocurre con frecuencia en las interpretaciones de jazz latino.

Lo que sí resulta extraordinario en estos solos –en los temas “Let’s Do It Again”, “Afro-Rykan Thoughts” y el que da título al disco- es cuán profunda suena la conexión entre saxo y tambores. No se trata de una mera yuxtaposición. Es, más bien, el rico fruto de los años de coexistencia entre dos tradiciones, que tuvo su origen cuando “el tambor de Cuba”, Chano Pozo, se unió al no menos legendario Dizzy Gillespie, y que innumerables músicos, con dosis iguales de oficio y sabrosura, han extendido hasta nuestros días. Hoy numerosos músicos latinos dominan cómodamente el lenguaje del jazz y, de la misma manera, muchos músicos de distintos orígenes navegan con éxito en las aguas en ocasiones turbulentas de los ritmos latinos.

little johnny rivero -2016 - music in meEn este disco, los solos de Fouché son probablemente los que patentizan de manera más clara esa genuina fusión de tradiciones. Sin embargo, todo “Music in Me” es una especie de celebración de la riqueza que surge cuando las exploraciones melódicas y armónicas del jazz se juntan de verdad con la fiereza explosiva de la música latina. Todo un logro para Rivero, quien ha tocado y grabado con numerosas estrellas y orquestas, entre ellas, la Sonora Ponceña y Eddie Palmieri.

De hecho, varios nombres asociados con las bandas de Palmieri participan en esta grabación, además del ya mencionado saxofonista: los trompetistas Brian Lynch (instigador de este proyecto, según ha dicho Rivero) y Jonathan Powell; el bajista Luques Curtis; el trombonista Conrad Herwig; y el percusionista Anthony Carrillo. Con esa formación, la influencia del maestro del piano resulta ineludible.

Se trata, claro está, de una influencia positiva, sobre todo en los primeros cuatro temas, una secuencia de energía desbordante. “Mr. LP”, un homenaje a Martin Cohen, fundador de la empresa Latin Percussion, es una rica salsa instrumental en la que se destacan el trombón de Herwig, “pesado” y dúctil a la vez, y los solos de Rivero y Carrillo en timbal, conga y bongó. El tema titular cuenta con una sabrosa y asertiva melodía que recuerda a los Jazz Messengers de Art Blakey en su época de oro. “Let’s Do It Again” incluye una memorable “moña” de trompetas en el mejor estilo de Palmieri, cuya huella se siente también en “Little Giants”.

Curiosamente, a la hora de homenajear directamente al maestro, Rivero y su grupo optan por bajar el nivel dinámico. “Palmieri, Much Respect” es un suave cha-cha-chá marcado por los coros de Natalie Fernández y un magistral solo de piano -fluido, dulce y perfectamente elaborado- de Zaccai Curtis, hermano de Luques y co-propietario de la disquera Truth Revolution, que publicó este álbum.

Tras la calma, vuelve la tempestad. La “segunda mitad” del disco está compuesta por una secuencia tan potente como variada, que comienza con “Africa, My Land”. Aquí los batás, los cánticos y la declamación de Giovanni Almonte –que reafirma el orgullo de las raíces africanas- crean un panorama auditivo envolvente. Zaccai Curtis vuelve a hacer de las suyas en el piano, con un solo “narrativo”, de lógico desarrollo, mientras que Rivero se luce en un tambor que, al menos para estos oídos, es un udu africano.

En “Bombazul” sobresale el bajo de Luques Curtis, lo que también sucede al comienzo de “Afro-Rykan Thoughts”. Este es un tema especialmente bien logrado, un homenaje al sonido clásico del sello Blue Note en su era de esplendor en los años 60. Piense en Freddie Hubbard o en el Herbie Hancock de “Cantaloupe Island” con percusión latina y tendrá una idea de cuán feliz resulta la combinación. Excelentes improvisaciones de Lynch, Fouché, Zaccai Curtis y Rivero en las congas hacen de esta pieza una de las mejores del CD.

“Alambique” provee el final jubiloso y rumbero de esta magnífica grabación. Aquí la melodía recuerda el jazz latino de Louie Ramírez y el inesperado violín de Alfredo de la Fe le da un aire semi-charanguero a toda la interpretación, especialmente a los intercambios de trombón y trompeta. Un cierre enérgico, justamente apropiado para este tipo de álbum.

Abundante en energía positiva, buenos solos y total cohesión entre lo latino y el jazz, “Music in Me” es probablemente una de las mejores grabaciones del año. Lo único que resta esperar es que el volumen 2 ya esté en su etapa de planificación.

Rafael Vega Curry

 

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