Más cerca el Museo de la Música

Con dos años ininterrumpidos en la preparación de su infraestructura, cada vez más se acerca la inauguración del Museo de la Música de Puerto Rico Rafael Ithier, en enero de 2017. Este forma parte del circuito histórico-cultural de la calle Carazo, en la entrada del Municipio Autónomo de Guaynabo y se construye en la antigua escuela elemental Román Baldorioty De Castro, en donde cursó sus grados primarios el fundador de El Gran Combo de Puerto Rico.

El comunicador Alberto Soto, fundador y director por cerca de tres décadas de Artegráfiko, se constituye en el conceptualizador de este museo pedagógico-tecnológico en todos sus detalles museológicos, curatoriales, misión con la comunidad, organizador del equipo investigativo y de sus perfiles lúdicos, contemporáneos y de acceso del público a una información directa que vaya del museo al correo electrónico sin necesidad de obstrucción.

“Este museo se va a caracterizar por la mezcla de alta tecnología e información museográfica que vamos a presentar. La información se ha decidido ofrecerla por géneros musicales para poder tratar de llevar el mensaje a una gran mayoría. Por ejemplo, en la primera sala hablamos de los instrumentos comunes de Puerto Rico y como los cristales son de proyección, con tu acercar la mano se activan y puedes escoger un instrumento”, describió Soto.

“Supongamos que escogiste el piano, pues grabamos 48 instrumentos con estudiantes del Conservatorio de Música de Puerto Rico y te sale una pequeña grabación de cómo se toca el piano y te presentamos un piano digital y lo tocas en el cristal como si estuvieras tocándolo. Y así sucesivamente, los 48 instrumentos musicales comunes”, añadió.

Se llega al museo y el público se inscribe y tiene acceso a una tableta que sirve de ujier virtual. Se va siguiendo un orden cronológico y se pasa al tema de las raíces con unos nichos sobre los orígenes de la música boricua, donde se discute el tema de la música taína, la bomba, la plena, la danza, la música criolla y la jíbara. La segunda sala es de música clásica, donde se abunda en torno a la zarzuela, la música de cámara, la ópera, la música sinfónica, la opereta, los coros y las bandas. Hay un vestuario centenario restaurado de Antonio Paoli y de Justino Díaz y al escoger a este último, la tabla brinda su biografía, fotos y vídeos. Así pasará con todos los músicos y cantantes.                                        

“También queremos que el museo sea divertido. Entonces pasamos a la sección de la Música Romántica: balada, bolero, pop, Rafael Hernández y Pedro Flores desde mucho antes, hasta llegar a Chayanne, Ricky Martin, Luis Fonsi, trajes de Ednita y Yolandita y su memorabilia. Subimos al segundo piso y se entra a la Sala para Bailables, que es con salsa, guaguancó, guajira y merengue. Viene la Sala de Transformación con los temas de música urbana, sacra, infantil, nueva canción, jazz, música electrónica, reguetón y así sucesivamente. La última sala se llama ‘Rafael Ithier y El Gran Combo’, que en realidad es un homenaje a don Rafael, con varias cosas pasando, su memorabilia, trofeos, la bandera de Puerto Rico que usaban y lo más importante, es una presentación a cuatro pantallas incluyendo un holograma desde donde don Rafa nos narra su historia”, detalló Soto sobre el proyecto con una inversión estimada de $12 millones.

Soto solicita a los coleccionistas que vayan desprendiéndose de su colecciones para nutrir a esta institución de una historia musical cabal. Dio el ejemplo de que ya poseen la colección de don Mariano Artau, compuesta por una fuente histórica inconmensurable.

JORGE RODRÍGUEZ

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